4 Butacas de 5
El director tailandés Pat Boonnitipat debuta en el cine con una historia sencilla y conmovedora sobre la reconexión de un nieto y su abuela enferma.
Durante la festividad de Qingming la familia se reúne para honrar y recordar a los muertos. A Amah (Usha Seamkhum) le gusta que se respeten las tradiciones, pero su familia no está muy por la labor. Su nieto pequeño M (Putthipong Assaratanakul) está pegado a su teléfono y casi todo le resulta indiferente. Considerado como un “bueno para nada”, ha abandonado los estudios para convertirse en comentarista de juegos con poco éxito.
Un día, descubre que su abuela Amah (Usha Seamkhum) sufre una enfermedad terminal y decide cuidarla porque cree que así podrá heredar su patrimonio. Pero su abuela lleva mucho tiempo viuda y no está acostumbrada a tener gente en su casa. Es una mujer con carácter, exigente y rigurosa a la que no es nada fácil complacer. Además, ‘M’ no es el único sucesor que quiere la herencia, pero no se espera que a medida que pase tiempo con su abuela lo que menos le va a terminar por importar es el dinero.
El director Pat Boonnitipat y su coguionista Hodsapon Thiptinnakom se inspiraron en sus propias familias para escribir el guion conjuntamente.
La película cuenta una historia sencilla y emotiva en la que vemos cómo se relacionan los miembros de la familia de M centrándose en los cuidados del nieto hacia su abuela. Vemos cómo la baña, la ayuda a subir las escaleras, la lleva al médico, venden comida en el mercado o la trata de forma adulta y sin condescendencia.
Sin caer en el sentimentalismo y con sentido del humor, la historia conecta con las emociones del espectador al ver a una familia bastante reconocible. El reparto de la película está muy bien en especial el nieto y la abuela ya que consiguen transmitir la relación que poco a poco se va estrechando entre ellos y vemos cómo M pasa de la adolescencia a la madurez en el tiempo que pasa con su abuela.