'Cloud': las consecuencias de pasar demasiado tiempo en internet

'Cloud': las consecuencias de pasar demasiado tiempo en internet

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Pasar demasiado tiempo navegando en internet puede provocar una pérdida de la perspectiva. De alguna manera sumerge al individuo en una nueva dimensión donde nada es real y todo parece posible. Estafar no está tan mal cuando no ves la cara de los afectados. Esa dimensión donde las consecuencias parecen diluirse bajo la cortina del anonimato. Sin embargo, si hay algo seguro en esta vida es que todos los actos tienen sus consecuencias. Tardarán más o menos, pero las tienen. Cloud es una rareza. Kiyoshi Kurosawa es porque aterriza este concepto y los lleva a sus últimas consecuencias.

La película parte de una premisa sencilla: Yoshii es un hombre que gana dinero mediante la reventa online mientras a su alrededor ocurren sucesos extraños que ponen su vida en riesgo. Kurosawa despliega un primer acto muy sólido donde la extrañeza y el terror campan a sus anchas. Hay un par de escenas que están filmadas con una sutileza única, provocando los escalofríos en el espectador sin muchos ornamentos. Sin embargo, conforme avanza la acción, la película se desinfla.

El segundo tramo adquiere un tono más inverosímil abrazando la locura para terminar en un tercer acto desquiciado. Y es que Cloud escupe en la cara al espectador para demostrar que todos los actos tienen consecuencias, incluso los que se llevan a cabo a través de un perfil falso digital. Detrás de cada pantalla hay una persona a la que no le sienta nada bien que la engañen.

Las interpretaciones están en la línea del cine del realizador nipón, siempre contenidas y escondiendo mucho más de lo que muestran. Sin embargo, cuesta conectar con esos rostros impasibles y esas acciones tan marcadas. El protagonista es frío y metódico, sin embargo, no deja de ser una persona enferma que está dispuesto a arriesgarlo todo solo por hacer un poco más de dinero fácil.

Cloud es contradictoria y por momentos absurda. Regala una primera parte que funciona y lo tira por la borda en una segunda mucho más loca y desenfrenada. El cambio drástico en el tono provocará el desconcierto de más de uno, sin embargo, el tema parece claro: todo, incluso en internet, tiene consecuencias.

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