4´5 Butacas de 5
Ha vuelto. Tres años después de regalarnos unas de las cintas bélicas más influyentes y revolucionarias de los últimos tiempos con Dunkerque, Christopher Nolan vuelve a la gran pantalla. El británico ha logrado crear un cine tan majestuoso como comercial, que llena las salas de cine y consigue los halagos de la crítica (en la mayoría de los casos). Es probable que a Nolan no le haga falta seguir demostrando sus dotes como director tras películas como Origen o El caballero oscuro (a pesar de que muchos siguen sin darle el reconocimiento que merece), pero lo ha vuelto a hacer con su última gran obra: Tenet.
Me resulta muy complicado escribir una sinopsis normal y corriente sobre una película tan compleja como Tenet, pero lo voy a intentar. La historia nos presenta a un espía, interpretado por John David Washington, que deberá luchar por salvar a la humanidad de la destrucción absoluta armado tan solo de una palabra (la palabra, obviamente, es TENET). Para ello, deberá viajar a través del espacio y el tiempo y colaborar con amigos y desconocidos, que lo llevarán a descubrir lo complicado que puede ser el espionaje internacional y, sobre todo, el tiempo.
Christopher Nolan puede ser muchas cosas, pero con Tenet ha vuelto a probar una vez más que es uno de los directores más talentosos del siglo XXI. Su nueva cinta es una obra enigmatica, enrevesada, un thriller de espías construido como un puzle espacio-temporal que volará la cabeza al espectador. Creo firmemente que pocas veces he visto un espectáculo tan increíblemente espectacular en pantalla grande. Lo tiene todo: misterio, acción, grandes escenas visualmente sensacionales… una renovación muy refrescante del género de espías que pasará a la historia.
Hace tres años, cuando la bestialidad de Dunquerke arrasó la cartelera, muchos comentábamos que era una cinta innovadora, revolucionaria en lo que a su estructura narrativa y temporalidad se refería. Sin embargo, su complejidad temporal palidece al lado de Tenet. Personalmente, nunca he visto un film con una estructura narrativa tan revolucionaria y complicada. Nolan realiza una película valiente, que en otras manos podría haber resultado fatal. Incluso con esas, Tenet se vuelve por momentos inentendible, requiriendo mucha implicación por parte del espectador que se verá recompensada con un final a la altura.
Además de eso, es una cinta entretenidísima. Un blockbuster renovador de primer nivel. Es pura adrenalina. La narración está en constante movimiento, lo que hace que casi no te dé tiempo a procesar toda la información que te presenta la narración. Esto viene por una de las manías más claras del director: la sobre explicación. A lo largo del metraje, Tenet te aclara continuamente todo lo que está sucediendo en pantalla (algo muy necesario, ya que si no la película se entendería aún menos), haciendo que pueda caer en la repetición en algún momento.
Los haters de Christopher Nolan suelen basar su odio en varias debilidades o decisiones que presenta su cine, como pueden ser la construcción de los personajes. A lo largo de su carrera, hemos visto una variedad de personajes que funcionan más como elementos de la narración, algo que no suele gustar a cierto tipo de espectador que busca un conflicto interno más profundo o una historia más dramática. Esto no cambia en Tenet. Estos personajes, en ocasiones, pueden resultar planos y sin un gran arco de transformación, pero la narración es tan tremenda e increíble que apenas reparas en esta decisión, tan lícita artísticamente como cualquier otra.
Como si no hubiese hablado lo suficiente del director británico, recalcó su espectacular trabajo al frente de esta cinta. Christopher Nolan realiza con Tenet uno de los mejores (por no decir el mejor) trabajos de su carrera. Una cinta autoconsciente de su propia naturaleza, más técnica y menos pretenciosa, que lleva al extremo todas las manías del director (tanto las buenas como las malas). Muy cercana a Origen, el director se deja llevar y nos presenta un espectáculo inconcebible, abrumador en todos los sentidos.
Estamos acostumbrados a que el cine de Christopher Nolan sea excelente en su apartado técnico, y esta obra no podía ser menos. Técnicamente es una película espectacular, formidable. Tenet cuenta con un presupuesto de 205 millones de dólares, y se nota en cada una de las escenas. El director hace todo lo que quiere, juega con los paisajes y la acción, para regalarnos bestialidades técnicas y visuales durante todo el metraje. La fotografía de Hoyte van Hoytema sigue sin defraudar, mientras que el sonido resulta clave en todo momento, como ya sucedía en Dunkerque. Sin embargo, su apartado técnico más vistoso es el montaje, con una edición surrealista y soberbia que deja sin habla al público, siendo uno de los elementos más esenciales de la película.
Ya habíamos visto a John David Washington en otras obras de menor presupuesto, como Infiltrado en el KKKlan o The Old Man and the Gun, pero es así donde le descubrimos como un actor versatil y creíble. Sin realizar una interpretación tremendamente impresionante, el actor ejecuta su trabajo de manera solvente, en muchos casos sobresaliente. Sus compañeros de reparto logran brillar tanto como él, o incluso más. Robert Pattinson vuelve a demostrar que es uno de los actores más talentosos y polifacéticos de su generación en este film, donde tanto él como su peinado están a la altura en un papel interesante y clave para la historia. Sin embargo, son Elizabeth Debicki y Kenneth Branagh los que más destacan interpretativamente, llevando a cabo dos trabajos sublimes, intensos y refrescantes (sobre todo en el caso de Branagh, que se sale de lo convencional con un papel tan terrorífico como espléndido).
En conclusión, Tenet es la obra más complicada y revolucionaria de toda la filmografía de Christopher Nolan. El británico construye un thriller de espías relativamente clásico como un rompecabezas espacio temporal en el que poco a poco vas descubriendo lo conectada y bien hilada que está la narración, al mismo tiempo que funciona como un blockbuster de primer nivel que llevará al público a los cines. Innovadora, con una estructura narrativa que nunca se ha visto en pantalla, enrevesada y entretenidísima. Tenet es un espectáculo que pasará a la historia, con un apartado técnico impecable, algunas escenas de verdadera belleza e intensidad, y unas interpretaciones correctas y destacables, sobre todo en lo que respecta a su cuarteto protagonista. Vayan a verla, y disfruten de una de las películas de la década.