2´5 Butacas de 5
Internet; esa complejísima red global que nos conecta y esclaviza al mismo tiempo. Un mundo virtual lleno información, entretenimiento y… ¿fantasmas endemoniados? Los peligros paranormales y espectrales se suman a la lista de alertas catastróficas y no hay antivirus ni cortafuegos que lo detenga, ya que nuestra única salvación son una modernizada estirpe de nigromantes armados con tecnología punto y poderes cañeros de máxima conveniencia.
Esta es la base del film NEKROTRONIC, una cinta que gira entorno a un desafortunado trabajador del servicio de alcantarillado que se da cuenta de que es el único con la habilidad necesaria para detener el plan de una demoníaca corporación para devorar las almas de un millón de seres humanos. Ahora, con la ayuda de una familia de Nikromantes, deberá aprender a aprovechar sus recién descubiertos poderes para destruir demonios online, lidiar con fantasmas y, de alguna manera, encontrar tiempo para salvar el mundo.
Apresurada, llena de buenos efectos y con un guion realmente flojo de principio a fin, esta película solo tiene la fuerza necesaria para contentar a un puñado de fanboys. Con una deslumbrante carencia de profundidad y de ingenio, Nekrotronik logra su objetivo de entretener, pero al margen de arrancar alguna sonrisa o cortocircuitar al espectador con luces y efectos, no consigue en absoluto el objetivo de ser memorable.
Que se preparen los espectadores para una sobrecarga de elementos tecnológico-espirituales sin parangón, desde armas de todos los colores, a armaduras al más puro estilo Tron a reactores atómicos que imprimen a otras personas. Al final, es tal la carga de elementos, que es mucho más recomendable resignarse a buscar lógica y ver la acción pasar delante de la pantalla.
Sin duda tiene un estilo juvenil, con un clarísimo homenaje a los films de serie B de espíritus y demonios. El peculiar estilo del director, en el que prima la apariencia por encima de la sustancia, convierte el argumento en una historia tan típica como estúpida, a ratos incluso tediosa. Por mucho que guste ver a una bipolar Mónica Bellucci totalmente satánica y salvajada, las actuaciones no pueden soportar todo el peso de este film. Incluso la supuesta crítica a la dependencia de la tecnología queda eclipsada por una nube de efectos lumínicos y malos chistes.
En conclusión, se trata de una película a ratos divertida y entretenida, de una manera casi repelente y forzada. Puede que su mayor error haya sido centrarse más en los momentos de humor vulgar y los efectos especiales que en controlar el ritmo, en profundizar en los personajes o en crear un mundo detallado.