4 Butacas de 5
En I Am Easy To Find, mediometraje de Mike Mills (Mujeres del siglo XX, Beginners) estrenado el año pasado en Youtube, el director se centraba en contar las experiencias vitales que considera que nos hace humanos. ¿Respirar?, ¿caminar?, ¿amar? Éstas mismas cuestiones son las que se plantea Scarlett Johansson en Under the Skin, la última película de Jonathan Glazer (Sexy Beast).
Estrenada en el Festival de Venecia de 2013 -y ya convertida en película de culto-, llega a los cines españoles una obra existencialista que cuestiona todo aquello que nos hace personas y lanza al espectador una interesante reflexión sobre nosotros.
Con la simple premisa de seguir los pasos de una alienígena llegada a la Tierra, la cinta desarrolla una disertación acerca de nuestro mundo. Los ojos de una civilización desconocida presencian lo mundanos que debemos ser para llegar al punto de alimentarse de nosotros. Pero sin embargo ni nosotros ni las personas que deambulan por la Escocia retratada en la película sabe nada acerca de esa extraterrestre provocativa. Simplemente se ven arrastrados por sus deseos carnales para caer en las telas de una araña dispuesta a devorarlos.
El director inglés se vale de una fotografía que, acompañada de la música de Mica Levi, logra convertir el ejercicio de la seducción en una danza de la muerte. Lenta y absorbente; enigmática y cruda. El magnetismo de su atmósfera cargada a punto de estallar se mantiene a lo largo de la cinta. Pero lo que en un inicio es perversidad pasa a convertirse en incógnitas, en el cuestionamiento acerca de lo que somos. Lentamente el ente al que da vida Scarlett Johansson se comienza a hacer preguntas mediante la mera observación de su alrededor (porque si hay algo aún más audaz en esta cinta es su casi inexistente diálogo). De ahí que seamos nosotros los que tengamos que interpretarlas y cada uno sacar nuestras conclusiones.
Se trata de un juego de espejos en el que mientras la alienígena se descubre a sí misma nosotros también lo hacemos. O al menos aquellos que estén dispuestos a ello. Solo que nosotros conocemos aquello que para ella es desconocido. Al menos lo aparentemente superficial como comer una tarta y tener sexo con un hombre en su búsqueda de un yo interno. Pero quizás lo que desconoce ella también lo desconocemos nosotros, pues al final el monstruo parece ser el humano, no la extraterrestre.
Finalmente la película ve la luz en España. Y es que la imaginería visual de la película ha de presenciarse en la absoluta oscuridad, pues tanto su arranque como el resto de ideas visuales hipnóticas han de quedar grabadas en nuestra retina. Además de eso, quizás aprendamos algo.