3 Butacas de 5
Pese a terminar la temporada de premios hace casi un mes, Harriet ha decidido hacer esperar su llegada a la gran pantalla. Una decisión un tanto extraña, pues la película contaba con el tirón de sus dos nominaciones al Óscar: mejor actriz y canción.
La película nos traslada al 1868, año en el que una esclava decide dejar atrás a su marido y familia para tratar de ser libre. Ella cree en las personas y decide llevar su vida de dos formas posibles: libre o muerta. La mujer, que logra escapar de las garras de los tiranos terratenientes, decide dedicar su vida a los demás después de haber escapado: volverá a por su familia y amigos para finalmente convertirse en una liberadora de esclavos.
El principal punto fuerte de la cinta es la interpretación de su protagonista (Cynthia Erivo) que, si bien no deslumbra tanto como sus competidoras por la estatuilla este último año, sí logra ser lo suficientemente solvente para desarrollar la fuerza arrolladora de la poderosa mujer a la que interpreta. Y es que la película se integra dentro de lo que hoy día está tan de moda: las superheroínas. Pero esta es una real, no procede de un cómic. Y asusta a todo lo que supo enfrentarse.
Pese a ser un drama racial, la película se convierte por muchos momentos en una cinta de aventuras (desde huidas por el río hasta persecuciones en el bosque…) que logra que, pese al poso dramático que tiene, sea lo suficientemente entretenida para mantener a los espectadores al borde de la butaca durante la mayor parte del metraje. Podría achacársele un guion rutinario al que se acomodan los biopics y una personificación de los villanos un tanto caricaturesca, pero no por ello deja de ser un producto solvente.
Así mismo, la dirección de Kasi Lemmons parece también rutinaria y sin riesgos, con la introducción de extraños flashbacks que se dedican, por lo general, a subrayar una y otra vez los mismos conceptos e ideas.
En conclusión, Harriet es una cinta que, si bien podría haber encumbrado mucho más la figura de esta mujer líder de la red antiesclavista de finales del siglo XIX, no deja de resultar gratificante ver en acción a una auténtica heroína que lucha por los demás.