4 Butacas de 5
Hay muchas películas que han abordado la situación de la mujer en el mundo árabe. Más allá de la calidad técnica y narrativa, la gran mayoría lo han hecho desde una perspectiva tan distante que, aunque exhibieron el problema con grandeza, nunca aspiraron a ningún tipo de identificación entre las sociedades occidentales. No es el caso de La candidata perfecta.
La cinta dirigida por Haifaa Al-Mansour nos introduce con una médica ansiosa por ser alguien en la eminentemente machista Arabia Saudí. Sus esfuerzos se disparan cuando, desesperada por las infames condiciones del camino que conduce al hospital donde labora y la nula respuesta de las autoridades, decide postularse a la alcaldía local para generar conciencia sobre el problema, lo que evolucionará en un deseo por lograr un verdadero cambio, una situación que no será bien vista por muchas personas al interior de su comunidad.
El film aborda temas que hemos visto en muchas ocasiones a través de elementos netamente culturales del mundo árabe, que van del uso del hiyab a la existencia de guardianes que autoricen la realización de distintas actividades por parte de las mujeres. Su diferenciación radica en que nunca se conforma con ser una mera exposición, sino que apunta directamente al parecido saudí con los llamados ‘países civilizados’, lo que conduce a una serie de reflexiones sociales e ideológicas con las que se concluye que quizá no somos tan distintos como siempre hemos pensado.
La cineasta logra esto con la atinada construcción de su personaje central y la estupenda interpretación de Mila Alzahrani, quien en todo momento captura el sentir de una mujer cansada de ser reducida el mínimo en todos los aspectos de su vida. No menos importante son los personajes que le rodean, ya que cada uno de ellos abordan distintos aspectos de una sociedad que parece buscar un cambio, pero renuente a dar el paso definitivo: un padre que le da vía libre para tomar sus propias decisiones, una hermana menor avergonzada y un paciente que brinda el momento más memorable de toda la historia.
A esto sumemos una trama amable y que incluso aprovecha el humor para invita a soñar, al menos hasta que Haifaa Al-Mansour nos regresa a la realidad para recordar que ésta no es una de tantas historias felices del cine americano, sino una que se repite diariamente en Arabia Saudí y muchos otros países de la región. Una poderosa muestra del poder metanarrativo del cine cuya atinada utilización la convierte en uno de los puntos más fuertes de toda la película.
Estas cualidades no evitan algunos tropiezos, como la excesiva exploración del padre durante un viaje. La acción sirve como detonante, mientras que su seguimiento busca revelar la mentalidad del personaje y comparar el nivel en las libertades de hombres y mujeres, pero recurre a ello en tantas ocasiones que se vuelve un distractor para el verdadero conflicto.
La candidata perfecta es una estupenda muestra de cine social que combina entretenimiento con importantes cuestionamientos para meditar sobre las imperfecciones del mundo en que vivimos y con un poco de suerte, lograr un cambio necesario para mejorar.