3´5 Butacas de 5
Se suele decir que del amor al odio solamente hay un paso, una zancada o pequeña pisada que hace cruzar la invisible línea que sobrepasa la pasión por la vida, para acabar con todo aquello que se ha construido. ¿Es posible que del odio al amor haya también un simple trazado? Skin responde a esta pregunta en el largometraje que llega a las carteleras este fin de semana. La historia real de un neonazi que decide salir de su vida de odio, violencia, y terror social, a través del amor, la ayuda del prójimo y la propia lucha individual por recuperar una vida arrebatada desde niño.
Dirigida por Guy Nattiv, Skin es la adaptación al largo del cortometraje homónimo ganador del Oscar 2019 al Mejor Cortometraje de Ficción. Una película que bebe de los peores fantasmas del ser humano, en una parte de la sociedad que únicamente ha conocido el odio y la supremacía, a través de la violencia sobre otros. Jamie Bell lleva el peso durante todo el largometraje, en una excelente interpretación que desgarra el alma y demuestra el enorme talento de aquel niño que nos regaló Billy Elliot.
La historia está inspirada en hechos reales. Jamie Bell interpreta a Bryon, un joven criado a través de supremacistas blancos y con los que únicamente ha conocido el odio y la violencia. Su cuerpo está completamente plagado de tatuajes con lemas y símbolos de extrema derecha. Un recorrido vital en el que se topa con Julie, una madre soltera con tres hijos que ayuda al joven neonazi a salir de la espiral de violencia junto a Daryle (Mike Colter), un activista que lucha por los derechos humanos.
Pese a que el largometraje parta de una premisa que no es nueva, la película brilla no solamente por la sencillez de su historia sino por la crudeza en parte de sus diálogos, la química entre sus intérpretes y algunas escenas que son el reflejo de una sociedad sin valores y con el odio como principal baza.
Junto a Jamie Bell completan el reparto Vera Farmiga, interpretando a la madre adoptiva y supremacista del Bryon, Danielle Macdonald (Paradise Hills; serie Creedme) y Bill Camp (Joker, serie The Night Of), entre otros, tres aristas de una pirámide que trata de encontrar el equilibrio en la búsqueda de la redención.
Bien es cierto que la película podría mejorar en muchos aspectos que se echan en falta, aún así, es un ejercicio notable de interpretación sobre una historia actual y en la que convivimos con los fantasmas del odio a través de muchas formas como la política, redes sociales o falta de valores.
Una película directa al corazón del odio y que pese a beber de una historia real, es un ejemplo claro de que el amor y la ayuda ajena, pueden vencer a la inquina más radical de la sociedad.