4 Butacas de 5
El Mago de Oz es uno de los clásicos más antiguos y valorados en la historia del cine. Fue una de las pioneras de la industria, y además fue el origen de una de las carreras más estelares y a la vez más frágiles del siglo XX. Rupert Goold se ha encargado de filmar la vida de uno de los juguetes rotos más famosos de Hollywood en Judy, una biografía de los últimos y ásperos años de vida de la actriz Judy Garland.
Tras 4 divorcios, 2 hijos, y escasez de dinero y esperanza, Judy Garland (Renée Zellweger), en un intento de recuperar su carrera como artista decide viajar a Londres (1968), donde aún mantiene la reputación suficiente para actuar en uno de los clubes más exclusivos de la ciudad. En ese recorrido el director nos cuenta de la manera más cruda posible lo que supuso esa vuelta a la fama, en la que lo único que le quedaba eran unos hijos distanciados por un matrimonio fallido.
Hay una cosa que está clara en esta cinta, y es que la fuerza que soporta toda la trama es la asombrosa actuación de Renée Zellweger, quién ha conseguido plasmar perfectamente el deterioro que sufrió la famosa actriz a lo largo de su vida, causado por la falta de sueño, y el abuso de alcohol y medicaciones. Su actuación es carne de Oscar, es bien sabido que este tipo de actuaciones tan dramáticas gustan tanto a los espectadores como a la Academia. De hecho, en este tipo de actuaciones radica el éxito de películas como Joker (Todd Phillips, 2019), en las que encontramos actuaciones semejantes a la de Joaquín Phoenix, que han logrado cautivar al público, ya sea por ser diferentes a las convenciones, su espectacularidad o su contexto.
El resto de los apartados son impecables, posee un buen guion, un buen apartado técnico con planos tan destacables como el plano secuencia inicial de la joven Judy, y grandes personajes que, además de estar muy bien caracterizados, han sido interpretados por actores que han realizado un trabajo brillante digno de mención.
Por otro lado, es importante destacar que esta no es una película divertida. Es comparable a dramas como Joker, en las que prácticamente lo único que se ve es dolor y sufrimiento por parte de los protagonistas. Aunque no a todos nos puede gustar, hay que decir que es un valor añadido a estas películas, ya que al igual que la vida, no todo son paraísos con caminos de baldosas amarillas por los que andar y disfrutar, sino que nos encontraremos a lo largo del camino con baches que superar, y que harán que la vida termine mereciendo la pena.