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Se han hecho muchas adaptaciones del personaje de John Dolittle a lo largo de la cultura popular. Los libros infantiles escritos por Hugh Lofting hace 100 años han convertido al doctor Dolittle en uno de los personajes más icónicos y reconocibles del panorama audiovisual. Series de televisión, películas de todos los tipos (desde Dr. Dolittle hasta The Voyages of Young Doctor Dolittle), obras de teatro, audiolibros… el legado de Lofting ha llegado hasta nuestros días, literalmente. Ahora nos llega Las aventuras del Doctor Dolittle, una nueva adaptación en acción real, protagonizada por Robert Downey Jr.
La historia de Las aventuras de Doctor Dolittle nos vuelve a situar a John Dolittle como el absoluto protagonista, junto con sus (¿amigos? ¿sirvientes? ¿esclavos?) animales. Tras el fallecimiento de su esposa en el hundimiento de un barco, el doctor cierra su mansión al público. Sin embargo, un día su vida cambiará por completo cuando dos jóvenes aparezcan en su puerta: el primero de ellos, con la intención de salvar a una ardilla y de convertirse en su aprendiz; la segunda, con un mensaje de socorro urgente: la reina está muriéndose. Es por eso que Dolittle se verá en la obligación de salir de su retiro y embarcarse en diversas aventuras que le llevará hasta lugares insospechados.
Sin embargo, creo que esta vez le han quedado un poco grandes las aventuras al doctor Dolittle. En primer lugar, la historia que nos cuenta Las aventuras del Doctor Dolittle no puede ser más habitual. A pesar de contar con una introducción muy lucida y que engancha al espectador en la historia (es la única parte de la película que está en animación), la cinta es más que predecible. Pasa sin pena ni gloria por todos los lugares comunes de este tipo de películas de aventuras, sintiéndose atropellada y desordenada. Se nota que está intentando todo el rato ser lo más dinámica posible y no caer en lo mismo, pero al final, sin quererlo ni beberlo, acaba convirtiéndose en una película más con una estructura calcada de otras.
Este desorden y atropellamiento es a causa de muchos factores, pero el primero y más importante de ellos es el guion. Estoy completamente seguro de que esto, con una buena dirección, podría haberse llegado a salvar, pero en realidad tenemos un guion bastante mejorable Durante más de hora y media, Las aventuras del Doctor Dolittle intenta con todas sus fuerzas ser divertida, ingeniosa, hacer reír al público con sus chistes, pero la realidad es que no consigue sacar ni una mísera carcajada. Un humor pasado, unos chistes que quizá funcionaban mejor hace 20 años y una cantidad de circunstancias surrealistas hacen que la película no termine de hacer reír a la audiencia. Solo un par de chistes relativamente bien traídos (muchas veces relacionados con algún gag de los animales) consiguen hacer alegrar al espectador.
Este ritmo excesivamente rápido también tiene que ver con lo que intenta hacer la película, mucho más allá de lo referente al humor. Stephen Gaghan intenta, todo el rato, hacer que Las aventuras del Doctor Dolittle sea una historia épica, cargada de emoción, de momentos de tensión para niños como para adultos. En definitiva, el film intenta ser una historia memorable en todo momento, lo cual hace que la acción vaya excesivamente rápida, sin dejar respirar las situaciones o, incluso, a los personajes, que pasan por la película como meros utensilios sin alma para conseguir transmitir un sentimiento al público (cosa que, por supuesto, no logra con éxito).
El apartado técnico tampoco ayuda a que la película se asiente. El montaje no ayuda a que este ritmo tan desenfrenado se pare en ciertos momentos. Las aventuras del Doctor Dolittle tiene un par de escenas brillantes en las que sí funciona el montaje, pero el gran problema que tiene la cinta en este apartado son las elipsis, utilizadas sin medida a lo largo de la obra para pasar de pies puntillas por los elementos que al director, Stephen Gaghan, no le interesa contar. Hay que destacar positivamente la utilización de la animación y el CGI para los animales y demás elementos fantásticos que aparecen en la película, que son de una calidad excelente, pero que tampoco consiguen brillar a causa de todo lo demás.
Es el trágico momento de hablar de Robert Downey Jr. El actor, conocido para todo el público general como el Iron Man del Univesro Cinematográfico Marvel, no podría estar más desacertado en esta película. El estadounidense intenta, todo el rato, meterse en un personaje que termina comiéndoselo por completo. Downey Jr. se pasa de sobreactuado con una interpretación que casi recuerda más a la mítica de Johnny Depp como Jack Sparrow que a la del Doctor Dolittle. Y es una pena, porque el actor tenía una gran oportunidad para salir del UCM por la puerta grande, y con un personaje a su altura. Por otro lado, los jóvenes protagonistas de la cinta (Harry Collett y Carmel Laniado) hacen lo que pueden y salen solvente de la película, a pesar de que no era una gran oportunidad para brillar. Igualmente, les auguro un buen futuro.
En conclusión, Las aventuras del Doctor Dolittle es una película desorganizada, que no arranca en ningún momento y en la que la épica se come a la historia. La cinta está tan obcecada en ser memorable y transcendente que lo único que consigue es un ritmo atropellado, que no da lugar a dejar respirar a los personajes y situaciones que se van sucediendo a lo largo de la película. Todo esto se mueve en un humor casposo, sin gracia, que no le saca la risa al espectador. Quizá sea un entretenimiento digno para niños, pero no creo que los adultos encuentren aquí lo que buscan. Robert Downey Jr. nos deja una de las interpretaciones más olvidables de su carrera, mientras que los jóvenes Collett y Laniado intentan salvar los muebles.