3´5 Butacas de 5
Mostrando los límites de la psicología y la dificultad a la hora de permanecer al margen en las relaciones interpersonales llega esta película francesa dirigida por Justine Triet (Victoria, Two Ships). Sibyl, interpretada por Virginie Efira (un hombre a la altura, un amor imposible) es una psicoanalista que decide tomarse un tiempo en su carrera profesional con el fin de comenzar a escribir una novela. Ante la dificultad de escribir algo, la inspiración llega a la vida de Sibyl en forma de llamada de teléfono por parte de una joven actriz interpretada por Adèle Exarchopoulos (La vida de Adèle, The white crow)que le pedirá su ayuda para lidiar con una serie de problemas que introducirá a Sibyl en una situación tan surrealista como entretenida.
La cinta nos aporta un ejercicio de autoficción que tiene como fin introducir a su protagonista dentro de la misma llevando su vida a límites bastante interesantes de explorar. Si bien considero que en ocasiones las actuaciones están algo fuera de tono, por lo general podemos disfrutar de interpretaciones brillantes, a excepción de como he mencionado antes algún momento que otro. El ritmo de la cinta puede resultar algo lento durante la introducción en la primera media hora, pero estos minutos serán cruciales para construir al personaje de Sibyl y poder comprender los traumas y como estos influyen en las decisiones del personaje.
El climax de la película me parece que está bien ejecutado y considero que funciona ya que se nos logra conducir hasta el mismo de manera bastante interesante. La narración puede resultar algo difícil de seguir, especialmente cuando la película hace un redescubrimiento al pasado de la protagonista (no confundirlo con flashbacks), pero tampoco creo que resulte excesivamente difícil seguirla una vez nos acostumbramos y nos encontramos cómodos dentro de la historia.
La cinta aprovecha este redescubrimiento para darnos la oportunidad de visitar mediante un juego de espejos (no literal) el reflejo de una Sibyl más inocente que se deja guiar por su lado más humano, en un contraste increíble con una Sibyl más fría y calculadora. Las escenas están grabadas, por lo general de forma aceptable, en ocasiones haciendo gala de un erotismo que, si puede resultar en algunos momentos cuestionable, en mi opinión encaja bastante bien con lo que intenta expresar la cinta.
En conclusión, El reflejo de Sibyl es una película disfrutable, tal vez no sea una obra maestra del cine francés, pero sería injusto decir que no es una buena película. Es una de esas obras que hacen reflexionar al espectador y que una vez hemos visto, conviene revisitar al menos una segunda vez para atender algunos detalles que son interesantes de explorar y que pueden pasar desapercibidos en el primer visionado.