'Mujercitas': La bella redimensión de las hermanas March

'Mujercitas': La bella redimensión de las hermanas March

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Todos conocemos la historia de Mujercitas. Decenas de películas y series han adaptado esta popular novela de Louisa May Alcott. ¿La más famosa de ellas hasta ahora? La versión dirigida por Gillian Armstrong y protagonizada por unos jovencísimos Winona Ryder, Kirsten Dunst o Christian Bale es una obra tremendamente dramática, fiel a la original, y la adaptación más conocida hasta el momento. La serie de televisión Friends le dedicó un capítulo entero a esta novela, que terminó haciendo llorar a Joey, el personaje interpretado por Matt Le Blanc en la ficción de NBC. Ahora, ha llegado el momento de sacar Mujercitas del congelador, con la ayuda de la magnífica Greta Gerwig.

Esta nueva adaptación nos vuelve a relatar la historia de las hermanas March: Meg, Jo, Beth y Amy. Las cuatro hermanas crecen dentro de un contexto muy complicado: la guerra civil, en la década de 1860. Las cuatro chicas viven una vida feliz junto con su madre, a la que llaman Marmee, e intentan sacar el lado positivo de cualquier situación, incluso de estos años tan difíciles para la sociedad estadounidense. Poco a poco, las March irán viendo como se van haciendo mayores, convirtiéndolas en adultas y viendo como los sueños que tenían se van diluyendo con el tiempo, y con ellos, su felicidad.

Esa sería, a grandes rasgos, la sinopsis de la historia que nos atañe hoy aquí. Sin embargo, Greta Gerwig le da un giro en esta película: en vez de presentárnoslas como unas niñas y verlas crecer, la directora nos la presenta ya de adultas, unas mujeres (que no mujercitas) que miran atrás, a su pasado, a su antigua felicidad, a una época en la que todo era más fácil. Y hay que reconocer que la jugada le sale genial a Gerwig. Mujercitas redimensiona por completo la historia, adaptándola a los nuevos tiempos y con una estructura mucho más distinta, pero sin perder un ápice de su esencia. Algo muy complicado pero que esta nueva adaptación consigue de una manera tremendamente eficaz. 

Greta Gerwig no solo ha logrado mostrarnos esta preciosa historia desde un punto de vista distinto. Además de eso, hay conseguido darle un nuevo valor y discurso, increíblemente actual. El lema de la película es “Ten tu propia voz”, y no podría ser más verdad. Mujercitas crea, a través de estos personajes tan tratados, un discurso a favor de la libertad de la mujer, de querer a quien quieras, a favor de que una mujer pueda cumplir todos los sueños que desee (incluso en una época tan complicada como en la que está contada esta historia) y, sobre todo, del arte (algo que ya sucedía en el libro: no es casual que las cuatro hermanas estén tan interesadas en la pintura, la escritura o la interpretación).

Todo esto se ha conseguido gracias a un guion extraordinariamente bien adaptado. El texto ha conseguido que una obra como Mujercitas, adaptada en decenas de ocasiones y conocida mundialmente, sea una película fresca, tan cálida como el salón de tu casa. Incluso ha logrado que los espectadores que, como yo, sabíamos lo que ocurría en esta historia, nos sigamos emocionando con sus personajes, con sus tramas, con sus diálogos y con su discurso. Solo por el hecho de que se le haya dado un giro novedoso a esta obra, todo el mundo debería ir a verla. Definitivamente, Mujercitas es una de esas películas en las que me gustaría quedarme a vivir y llorar con cada una de sus escenas (porque sí, se llora, y mucho).

Greta Gerwig es la culpable de todo esto. La actriz y musa de la que también es su pareja, Noah Baumbach, nos ha dejado claro que lo que hizo con Lady Birdno fue un simple espejismo o la suerte del principiante. Se nota el trabajo de la directora detrás de todas las escenas de la película, pero sobre todo se nota el tremendo cariño que tiene a estos personajes y, sobre todo, a estas mujercitas. Gerwig dirige de manera novedosa, humana y como una profesional esta historia que tanto aprecia sin dejarse llevar por la manipulación o el extremado sentimentalismo. Una de las direcciones más destacables del año (aunque tal vez no sea así para los Globos de Oro) y esperemos que esta preciosa mujer siga estando ahí, realizando este tipo de cintas.

El apartado técnico no se queda atrás. Todo en esta película respira felicidad, te hace sentir todo lo que sienten las protagonistas y la sociedad en la que viven. Por un lado, el diseño de producción con el que cuenta Mujercitas es de primera categoría. Por no hablar del vestuario (esos vestidos, esas telas, es todo precioso y tan bien cuidado) y la fotografía (natural, cálida, un trabajo extraordinario de Yorick Le Saux), dos disciplinas en las que la película saca un sobresaliente. A pesar de que el montaje sea tal vez su gran inconveniente (siendo, de vez en cuando, algo torpe), su gran baza es la banda sonora original de Alexandre Desplat. El compositor que nos transporta directamente a esa época con sus preciosas composiciones y que son una pieza más del engranaje de esta bellísima historia.

Desde el primer momento que se anunció cuál iba a ser el reparto de esta nueva reinterpretación del clásico, todos sabíamos que estábamos ante grandes actores. No por eso nos han dejado de sorprender con su talento. Saoirse Ronan nos vuelve a demostrar que es la actriz más talentosa de su generación con la que podría ser la mejor interpretación de Jo March de la historia del cine (y con un toque reivindicativo muy destacable).

Pero aquí la verdadera estrella del espectáculo es Florence Pugh. Tras destrozarnos a todos con su tremenda actuación en Midsommar, la actriz nos deleita con la interpretación de la película: brillante, nos consigue hacer reír y llorar a partes iguales y completamente reveladora. Me fascina la capacidad que tiene Pugh para convertir a Amy en una dama de la época en un momento, y en la escena siguiente ser la persona más desvergonzada de la película. El resto del reparto también está sobresaliente, incluyendo una Laura Dern matriarcal que emociona, un Chalamet que, en su papel regular, logra estar a la altura; y una Emma Watson que consigue ser solvente en un reparto lleno de bestias.

En conclusión, Mujercitas es la gran reinterpretación del clásico que nadie había pedido, pero que no sabía que necesitaba. Greta Gerwig dirige una película que toma los elementos de esta historia y nos da como resultado una obra emocionante, fresca, increíblemente divertida y verdadera, y cálida como si estuvieses a los pies de un fuego bien caliente. La película lo tiene todo: grandes bailes, diálogos inteligentes, un humor tan delicado como hilarante, unos vestidos preciosos, una banda sonora que no podrás parar de escuchar en bucle, unas interpretaciones que se comen la película (en particular, las de Ronan y Pugh) y un discurso feminista que está delicada y perfectamente integrado en la película. Greta Gerwig hace una adaptación preciosa que, espero, no se pierda nadie.