Análisis del primer episodio de la nueva serie de Netflix protagonizada por Henry Cavill.
Hace pocos días tuve el enorme privilegio de asistir en primicia al primer episodio de The Witcher, de Netflix. Antes de comenzar a hablar del capítulo me gustaría agradecer a Kinépolis Ciudad de la Imagen por tomarse la molestia de dedicar tanto trabajo a hacer del evento una experiencia única, pues no falto detalle alguno (decoración, música, comida y bebida, etc.…). También debo dar un enorme agradecimiento a Netflix y a un amigo que me llevo como acompañante al que le estaré eternamente agradecido.
Por supuesto no puedo comenzar sin agradecer también a dos de sus actrices protagonistas Anya Chalotra y Freya Alan, quienes fueron muy educadas respondiendo a todas las preguntas que se les formuló mostrándose muy emocionadas de formar parte de este proyecto interpretando a los icónicos personajes de Yennefer de Vengerberg y Ciri. Para mi fortuna tuve la suerte de disfrutar de la proyección con ambas actrices sentadas justo en el asiento siguiente al mío, pero si algo logró captar mi atención fue la maravilla que esta serie nos tiene preparado.
The Witcher cuenta con Henry Cavill en el papel de Geralt de Rivia, un brujo que posee habilidades sobrehumanas. Debo decir que al igual que el personaje de Superman, el personaje de Geralt le sienta como anillo al dedo a un Henry Cavill que nos aporta en este primer episodio una actuación brillante. El capítulo consigue mantenerte enganchado a la historia desde el primer minuto gracias a una inteligente narración y a un ritmo inmejorable. Se deja muy claro el cariño que se ha volcado en este proyecto en cada detalle, aportando una estética muy personal en cada personaje y locación que se nos muestra. La serie parece entender a la perfección que puntos debe tocar para hacer disfrutar a los fans de la novela sin caer en lo ridículo, pero aún es pronto para saberlo pues no cuento por ahora con una visión completa de la obra que Netflix nos ofrece.
El conflicto que el capítulo presenta en cada uno de los personajes resulta tan entretenido como retorcido sin caer en absoluto en lo aburrido haciéndolo fácil de entender para cualquier espectador (sea o no fan del material original). El acompañamiento musical resulta de vital importancia en algunas secuencias que sorprendentemente se alejan bastante de lo que estamos acostumbrados en obras como estas. La acción es probablemente junto a las actuaciones uno de los puntos más destacables del capítulo y aunque me gustaría agregar más información sobre este apartado me limitaré a decir que no estamos preparados para la coreografía de combates que The Witcher ofrece, al nivel de escenas del estilo de Game of Thrones.
En conclusión, creo que Netflix nos tiene preparada una serie fuera de lo común con un nivel de entretenimiento por encima de lo que la fantástica plataforma ofrece, pues si algo caracteriza a Netflix es mantener un nivel de calidad bastante alto. Nos permitieron ver brevemente un pequeño adelanto del capítulo siguiente que no hizo más que aumentar mis ganas por ver esta serie al completo. No tengo ninguna duda de que si el resto de la serie mantiene este nivel de calidad podría destronar a cualquier serie y convertirse en una serie imprescindible para cualquiera fanático de este hermoso entretenimiento.