'Midway': Una oda a los veteranos de guerra (y al CGI)

'Midway': Una oda a los veteranos de guerra (y al CGI)

3 Butacas sobre 5

Hay directores con los que sabes de antemano a qué atenerte, tanto para lo bueno como para lo malo. En el caso de Roland Emmerich (responsable de blockbusters como Independence Day, 2012, o El día de mañana), uno va predispuesto a encontrarse un espectáculo visual coronado por los mejores efectos especiales disponibles en el momento y un guion apenas funcional. Algo lo bastante decente como para cogerle cariño a un par de personajes-tipo y que exista una historia que justifique por qué están explotando las cosas.

Midway es un poco más que eso, pero solo un poco. Emmerich ya había demostrado solvencia en el tratamiento del género con la que quizá sea su película más sólida, El Patriota (2000), y lo cierto es que al menos consigue retratar uno de los episodios bélicos más importantes de la historia de Estados Unidos con una fidelidad y respeto admirables. Aparte de eso, su estructura coral (sostenida por un estupendo reparto cargado de nombres conocidos como los de Woody Harrelson, Luke Evans, Mandy Moore, Patrick Wilson, Ed Skrein, Aaron Eckhart, Nick Jonas y Dennis Quaid) confiere dinamismo a una cinta cuyas dos horas y veinte minutos de metraje se pasan volando, aunque se habría agradecido un poco más de desarrollo en los personajes.

Es de destacar además que Midway supere uno de los vicios más arraigados del cine bélico hollywoodiense al mostrar el lado humano del bando enemigo, en lugar de quedarse con el tan manido retrato de las tropas kamikazes al que estamos acostumbrados. Pero pese a estas breves incursiones por la visión japonesa de los hechos, la película no llega a abandonar una actitud acomodaticia que deja entrever sus auténticas aspiraciones: se trata, al fin y al cabo, de un producto diseñado para ensalzar el orgullo patrio y abarrotar los cines americanos durante el Día del Veterano. El resto de los mortales pueden aprovechar para refrescar sus conocimientos sobre la Segunda Guerra Mundial, claro, aunque el mes de diferencia con el que la cinta llega a España con respecto a EEUU es bastante indicativo de sus pretensiones comerciales.

¿Es esto criticable? Realmente no mucho, porque Roland Emmerich no engaña a nadie. En el apartado técnico, Midway da lo que se esperaba de ella: frenéticas persecuciones aéreas, historias de superación personal frente a la catástrofe, ráfagas y ráfagas de disparos, explosiones en alta mar, explosiones en tierra, explosiones en barcos y hasta explosiones en explosiones. Quizá no llegue a los niveles de espectacularidad de Independence Day ni a la locura pirotécnica de un Michael Bay desatado, pero su despliegue visual no decepciona.

En definitiva, Midway cautivará por igual tanto a los fanáticos de los efectos especiales como a los aficionados a la historia, y en concreto a quienes tengan debilidad por el Frente del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial. En cambio, quien busque profundidad argumental probablemente quede desencantado, pero es un mal menor cuando se conocen desde el principio las aspiraciones de la película.