La película dirigida por la cineasta de Macedonia del Norte Teona Strugar Mitrevska vence a El Reino de Rodrigo Sorogoyen y al documental Cold Case Hammarskjold del danés Mads Brügger.
Finalista junto a “El Reino” de Rodrigo Sorogoyen y “Cold Case Hammarskjold” del danés Mads Brügger, la película dirigida por la cineasta de Macedonia del Norte Teona Strugar Mitevska, ha ganado el premio LUX de cine que el Parlamento Europeo otorga a producciones que nos hacen reflexionar sobre política, valores y tradiciones sociales y culturales del territorio europeo actual.
Dios es mujer y se llama Petrunya comenzó su carrera en enero de este mismo año con la premiere internacional en la Sección Oficial del Festival de Berlín, donde ganó el Premio del Jurado Ecuménico. Continuó recorriendo festivales y cosechando premios hasta llegar a laSección Oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla donde obtuvo el premio “Women in Focus” de la Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales (AAMMA) a la Mejor Película de la Sección Oficial y el premio a la Mejor Actriz para su protagonista Petrunya, interpretada por la debutante Zorica Nusheva. El premio LUX de cine del Parlamento Europeoes el último en sumarse a la extensa lista de reconocimientos internacionales recibidos, que se aproxima ya a la treintena.
Basada en hechos reales, Dios es mujer y se llama Petrunya muestra la fuerza y valentía de una mujer que, en Macedonia en el año 2014, plantó cara a las poderosas leyes del patriarcado, reclamando la cruz que había conseguido participando impulsivamente en un evento anual -celebrado en la mayor parte de los países ortodoxos de la Europa del Este- reservado, tradicionalmente, en exclusiva a los hombres.
SINOPSIS: En Stip, un pequeño pueblo de Macedonia, cada mes de enero el sacerdote local arroja una cruz de madera al río en una ceremonia en la que cientos de hombres se lanzan al agua para conseguirla. Quien se haga con ella tendrá garantizada la buena suerte durante todo el año. Pero esta vez la cruz la ha cogido Petrunya. El resto de competidores están furiosos ¿cómo se atreve una mujer a participar en este ritual tradicionalmente masculino? La tormenta estalla, pero Petrunya se mantiene firme: no está dispuesta a devolver la cruz.