'Confidencial (Black Bag)': te espío, me espías, nos espiamos

'Confidencial (Black Bag)': te espío, me espías, nos espiamos

3’5 Butacas de 5

Confidencial (Black Bag) es interesante porque parte de una premisa a lo Agatha Christie: ¿quién de todos es el infiltrado? En la época de Rian Johnson y sus Puñales por la espalda, y con las recientes adaptaciones de Kenneth Branagh de las novelas de Christie, nuestro ojo de investigador está entrenado para esperarnos cualquier cosa. Por eso, los esfuerzos de Soderbergh no están puestos en el desenlace, sino en todo el trayecto hasta la resolución, y en lo que de ahí podemos sacar como espectadores.

La premisa es rocambolesca: dos agentes secretos, casados, tienen un código de confidencialidad llamado “black bag”. No pueden hablar de trabajo, aunque su trabajo lo ocupa todo. Uno no sabe lo que hace el otro, y viceversa. ¿Son compatibles la confianza y el secretismo en una pareja de agentes secretos, cuando uno de ellos se convierte en sospechoso?

Steven Soderbergh dirige, David Koepp escribe. Es reconfortante ver una película que habla del amor y la comunicación sin caer en cuernos, amantes y vidas paralelas. En cierto modo, no se aleja tanto de Woody Allen cuando habla de la pasión romántica a los 50. Pero aquí, en lugar del nihilismo de la vida, la juventud efímera y un affair ardiente, lo que agita a la pareja es una filtración de datos potencialmente fatal para los intereses políticos de Estados Unidos.

La pareja protagonista es como el agua y el mercurio. Él, Michael Fassbender, es un nerd monoexpresivo que podría ser agente secreto o bibliotecario en Fuenlabrada. Ella, Cate Blanchett, es una mente maestra que arrasa con todo cada vez que hace acto de presencia. Su relación de amor es incomprensible y absolutamente magnética. Es lo que da fuerza a la película.

Sin duda, se nota la mano del director de Kimi y Ocean’s Eleven. Steven Soderbergh, con una mano en la dirección de actores y otra en la fotografía, engalana cada plano de su pareja protagonista con encuadres cerradísimos de sus caras. Todo parece sospechoso, todo parece un secreto. La puesta en escena y la composición visual refuerzan sus interpretaciones.

Por el contrario, el conflicto se hace insípido cuando discurre por los caminos del thriller de espías. Infiltración, hackeo, gente siendo sospechosa…

Mi mayor problema con la película es que hablan mucho. Y mucho a veces me parece demasiado. Me interesa todo lo que envuelve a la pareja protagonista, pero los speeches intelectuales del resto de personajes se me hacen pesados. No tienen ese encanto (ni la presencia) que sí exhiben Blanchett y Fassbender.

La buena noticia es que siempre regresa a la pareja protagonista, al salón, a la cena de picoteo. La película crece cuando explora abiertamente su premisa sobre la confianza y la privacidad. Y en esos momentos se disfruta de verdad.

La historia se resuelve súbitamente, y eso es muy reconfortante. No alarga ni un minuto lo que nos interesaba saber. Una virtud marca de Soderbergh.

Al final, Confidencial (Black Bag) es una peli que destaca muchísimo por sus personajes principales, pero no es tan interesante cuando explota los clichés del género. Sin embargo, cada minuto que la pareja protagonista comparte espacio en pantalla vale oro. Lo otro –espionaje, discursos, sospechosos– va y viene. Pero ellos dos, madre mía, han nacido para ser espías.