'Una película de Minecraft': diversión al cubo

'Una película de Minecraft': diversión al cubo

3 Butacas de 5

Hoy viernes 4 de abril se estrena en cines de España Una película de Minecraft (2025), la nueva cinta dirigida por Jared Hess (Napoleon Dynamite) que adapta el famoso videojuego de cubos de Mojang y que, sin salir de lo que podíamos esperar de una producción de este tipo, consigue entretener e incluso hacer reír con un humor a veces certero.

Tiempo después de que Steve (Jack Black) quedase atrapado en el mundo cúbico de Minecraft, cuatro inadaptados de “La Superficie”, Garret “El Basurero” Garrison (Jason Momoa), Henry (Sebastian Eugene Hansen), Natalie (Emma Myers) y Dawn (Danielle Brooks); se ven arrastrados por un misterioso cubo mágico a sus adentros. Para regresar a su mundo deberán vencer a los malvados Piglins y a su tiránica líder, que ansía el poder sobre cualquier cosa.

Como amante del videojuego que “Notch” lanzó en 2011, puedo decir que me he divertido bastante. No es una adaptación para profundos conocedores de Minecraft, sino más bien una película comercial para todos los públicos que podrán disfrutar tanto expertos como aquellos que nunca hayan jugado, aunque no por ello deja de recurrir algunas de sus mecánicas y elementos más característicos, de manera que los fans del videojuego se diviertan aún más.

La troup de guionistas y demás ideadores de la historia ─Bowman, Palmer, Widener, James, Galletta y Schroeder─, insuflan a un juego carente en este aspecto, de una historia bastante efectiva (mundo real/mundo de cubos y el conflicto con los enemigos) aunque superficial y predecible, en que los personajes se permiten reír, bromear, luchar, construir y, sobre todo, dar rienda suelta a su creatividad. Al final, como muchas de estas películas, Una película de Minecraft enseña a valorar las diferencias y las inquietudes. En definitiva, es un homenaje a todos los frikis, a través de unos personajes que son los más frikis del mundo. Algo de ochentero tiene.

A pesar de que me gusta más la primera mitad, en la que el humor y las relaciones de esos personajes marginales fluyen a la perfección ─parece algo totalmente distinto a lo posterior─ la película queda en una especie de reformulación de Jumanji con un argumento bastante pobre e infantil, en que el carisma de los actores y algunas líneas de diálogo brillantes, así como el buen uso del universo cúbico y, sobre todo, unos efectos digitales sorprendentes ─podrían haber sido el principal agravio de la propuesta─, logran hacer de ella un buen divertimento familiar.