2 Butacas de 5

‘Una vida en secreto’ se trata del remake, prácticamente idéntico, de la película israelí ‘Longing’ (2017), del mismo director y guionista Savi Gabizon. Con Richard Gere como protagonista interpretará el papel de Daniel, un próspero hombre de negocios que va a recibir una noticia que dará un giro a su vida por completo, así como el inicio de una historia que, de haber tocado las teclas indicadas, habría sido un interesante drama sobre el dolor y la paternidad.
Imagina que tu novia con la que cortaste hace 20 años te desvela que tiene un hijo tuyo de 19 años y, por si fuese poco, que este acaba de fallecer en un accidente de tráfico. Un comienzo de película prometedor que hace que te recoloques en la butaca para poner toda tu atención. Después de esto, el personaje de Richard Gere viaja hasta Canadá, donde vive su expareja, para saber quién era su hijo, Allan, quien criado ahí. Tras visitar el instituto del chico, descubre que este no era un alumno que pasase desapercibido, como tampoco lo hace el enorme grafiti que este pintó en la pared de su instituto, un poema erótico dedicado a su profesora de francés (Diane Kruger) que hizo que le expulsasen. Todas las personas que había en su vida -el director de la escuela, la profesora de la que estaba preocupantemente obsesionado, su mejor amigo con el que estaba metido en un lío de droga o su novia a la cual Allan no hacía caso alguno- harán que Daniel se pueda hacer una idea de cómo era realmente su hijo, pero sobre todo, harán que este desarrolle una extraña fijación que lo lleva a tener comportamientos inquietantes y en ocasiones cuestionables.

De ser un hombre centrado en sí mismo, el cual rehusaba de formar una familia, a ser uno con una motivación extrema incluso enfermiza. Aquí es cuando tanto el director como el actor puede que hayan tomado las decisiones equivocadas, haciendo que una transformación con tanto potencial para tratar un tema original e impactante se quede en nada. La actuación de Richard Gere, con una presencia distante y apagada, consigue únicamente que tengas un desapego significativo con su personaje. Si a esto le sumas que la película adopta un tono indescifrable que va desde lo macabro, pasando por lo absurdo, hasta lo ineficazmente sentimental, a la media hora estas ya totalmente apartado de la historia.

Cada giro en la trama se encaja peor, principalmente porque no sabes si reírte, llorar o si abandonar la sala directamente. Los dilemas que se intentan plantear caen sobre su propio peso, y es que no se entiende como este padre, que encima acaba de recibir el cargo, no se da cuenta de que su hijo era una persona con una moral y una cordura bastante cuestionables. Y no me importaría que la película abrazase el absurdo, teniendo momentos de este tipo que merecen la pena. De haber sido así, con un par de chistes extra habría salido del cine con una sonrisa y una recomendación. El problema, volviendo a repetir, es que no se decanta por nada y cuando Daniel quiere casar a su hijo con una chica que también acaba de fallecer te queda mirar a los lados y suspirar. Más aún cuando la madre de la chica se quiere echar para atrás porque el futuro esposo cojeaba ligeramente en vida.

Sin una fotografía, una música o algo que salve ‘Una vida en secreto’, la cual se podía haber quedado en secreto, terminamos algo fríos y desconcertados. Veremos si Richard Gere -quien lleva ya casi 40 años haciendo películas- o Savi Gabizon nos dejan un mejor sabor de boca la próxima vez.
