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Este viernes 21 de marzo se estrena en cines de España The Alto Knights (2025), la nueva película dirigida por Barry Levinson (Rain Man, Sleepers) con guion de Nicholas Pileggi (Uno de los nuestros, Casino), en la que Robert De Niro interpreta a dos capos de la mafia enfrentados, una particularidad suficiente para llamar al visionado de una película que, sin sorprender demasiado, se configura en los márgenes del vertiginoso cine de gánsteres de Martin Scorsese, consiguiendo una mirada crepuscular sobre el mundo de la mafia al tiempo que una pátina de insustancialidad recubre gran parte del metraje.

Durante los años 50, dos jefes italianos del crimen organizado, Frank Costello (Robert De Niro) y Vito Genovese (Robert De Niro), se enfrentan cada vez más por hacerse con el control de las calles. Se conocen y han sido amigos desde niños, pero una serie de complicaciones delictivas los conducen a una situación de máxima tensión.
Son numerosas las grandes películas sobre el mundo de la mafia que Robert De Niro nos ha legado con sus papeles. Recordamos con cariño especialmente las de Martin Scorsese: Uno de los nuestros (1990)y Casino (1995); o de Coppola El Padrino. Parte II (1974), aunque tiene otras enormes como Érase una vez en América (1984) de Sergio Leone, Los intocables de Eliot Ness (1987) de Brian de Palma o Una historia del Bronx (1993), dirigida por él mismo. Es por eso por lo que hoy le asociamos en parte con el cine de mafia y, cuando salta la noticia de una película como The Alto Knights, todos abrimos bien los ojos y deseamos ver lo que nos tiene que ofrecer.

Con las primeras imágenes ya entendemos el tono que la película de Levinson pretende establecer, muy cercano a las mentadas de Scorsese, casi como un homenaje directo —influye la firma de Pileggi en el guion—, aunque en el fondo se acerque más a la grandiosa El irlandés (2019). La mirada crepuscular sobre el mundo del crimen organizado que articulaba hace unos años el de ascendencia italiana, se observa aún más pronunciada en The Alto Knights. El tramo final de ambas cintas entra en un estrecho contacto por plasmar en imágenes el fin de una época y unos códigos concretos, con cierta melancolía de los protagonistas del cambio. Sin embargo, dejando las comparaciones, en la de este año la insustancialidad abunda, logrando crear una distancia entre imágenes y espectador en muchas ocasiones —sobre todo en la primera parte— que hace difícil entrar en la historia. Es como si estuviera a ratos suspendida y no se permitiera anclar los pies en el suelo un rato. El constante borbotón de imágenes, alternando tiempos, voz en off y fotografías en blanco y negro, no ayuda en casi ningún momento a despejar este problema, más bien lo acrecienta. Y es que, los mejores momentos, cuando la película es realmente grande, es cuando lo artificioso se desvanece y las tensiones propias de la situación en cuestión afloran —pienso en la secuencia de la comilona de mafiosos—.

The Alto Knights es un homenaje inconfeso a las películas de mafia de Scorsese, con un De Niro entregado en sus dos papeles —este año ha batido dos récords personales: protagonizar una serie, Día Cero, e interpretar dos protagonistas al mismo tiempo—, que, si bien en parte se siente vacía e insuficiente, reúne algunos elementos que la hacen una buena y disfrutable película.
