'Los Aitas': Cobeaga derriba el muro de la paternidad ausente

'Los Aitas': Cobeaga derriba el muro de la paternidad ausente

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Por algún motivo para el que todavía no se ha encontrado explicación, a las personas les encanta volver la mirada al pasado. Una pulsión primitiva que pretende aferrarse a momentos que tan solo perduran en el recuerdo (y en los archivos). El problema de los recuerdos es que, a pesar de que están basados en hechos reales, vienen sazonados con montones de melancolía. La frase: “Antes las cosas eran mejor que ahora” no viene de otro lugar que el de una persona que idealiza un pasado que nunca fue como lo recuerda. El cine es la disciplina artística que mejor sabe reflejar lo anterior. Un medio capaz de traer de vuelta a toda una generación durante hora y media. Los Aitas es el nuevo trabajo de Borja Cobeaga. El director vasco vuelve la mirada a unos años ochenta cargados de padres ausentes.

En la periferia obrera del Bilbao de finales de los 80, un equipo infantil de gimnasia rítmica tiene la oportunidad de participar en un campeonato en Berlín. Ante la imposibilidad de que las madres acompañen a sus hijas, la tarea recaerá en los padres, que no parecen muy interesados en el viaje, ni en ese deporte, ni incluso en sus propias hijas.

Los Aitas es una comedia ligera que recuerda a Little Miss Sunshine, donde un viaje en autobús de camino a una competición sirve para que unos padres descubran a sus hijas. La película es fresca y entretenida, consigue sacar unas cuantas sonrisas y se pasa volando, pero esto es irregular. Borja Cobeaga lo intenta y, por momentos, le sale, consiguiendo que la película se eleve. Sin embargo, tras hacerlo cae en valles, lugares comunes y momentos demasiado artificiales.

El reparto está muy bien, los padres funcionan, cada uno en su registro, siendo el más flojo Juan Diego Botto. Las niñas también están espléndidas, algo importante en este tipo de películas. Sin embargo, el espectador se queda con la sensación de que la película podría haber apretado mucho más las tuercas de unos personajes demasiado cómodos. No da la sensación de que se estén jugando nada, ni siquiera el aprecio de sus hijas.

Los aitas es una buena comedia. Un producto que funciona y trae de vuelta esos ochenta tan añorados por tanta gente. Cobeaga acierta al darle cierta importancia simbólica al momento histórico que enmarca la película, pues con ella consigue derribar el muro de la paternidad ausente.