3’5 Butacas de 5

¿Qué sucede cuando la realidad supera a la ficción? Pues que no hay cuento que pueda hacerle justicia. A Bong Joon Ho se encuentra con este dilema al querer retratar el futuro de su nueva película: Mickey 17. El director coreano se ahoga en sus propias ideas y brinda un fantoche burdo que, si bien es entretenido, peca de subrayar lo ya estudiado.
Mickey Barnes, un empleado «prescindible» (su muerte se cubrirá con una copia exacta de él), es enviado en una expedición humana para colonizar el mundo helado de Niflheim. Tras morir una copia, se regenera un nuevo cuerpo con la mayoría de sus recuerdos intactos. El problema llega cuando dos Mickey cruzan sus caminos, ¿quién será el que perdure?

Mickey 17 se acerca más a Snowpiercer (2013) que a Parásitos (2019). Bong Joon Ho se deshace del cine social, sutil y simbólico de su anterior trabajo para adentrarse en un universo de caricaturas, enfatizaciones innecesarias y teatralización de la puesta en escena. La cinta desborda ideas y situaciones potencialmente graciosas que se pierden entre la multitud, provocando el efecto contrario al que pretende.
La película no hace más que subrayar y evidenciar lo ya conocido, no solo hace la crítica más fácil y populista sobre el capitalismo, los fanatismos y el triunfo de la idiotez, sino que lo repite una y otra vez diluyendo la verdadera esencia de la película a cada escena. Mickey 17 se convierte de esta manera en una película previsible con un guion con destellos, pero en su mayoría fallido.

Quizá lo más interesante de la cinta y a lo que parece menos presta atención la película es a la historia de Mickey Barnes, al que da vida un Robert Pattinson que demuestra una vez más sus dotes interpretativas y se divierte con un puñado de versiones de si mismo caricaturizadas. Pattinson encarna el espíritu del slapstick (heredero de la comedia física del cine mudo y de los dibujos animados) para componer a un personaje cartoonizado que le sienta de perlas.
Mickey 17 es entretenida, sirve para pasar el rato, pero sonroja a la par que divierte. Bong Joon Ho da más importancia al chiste político de turno que al núcleo de la historia que, cuando uno se para a buscarlo, resulta que no existe. Mickey 17 es una cáscara bonita vacía. Juega un farol enorme al hacer ver que es mucho más de lo que realmente esconde. Pasando de puntillas sobre temas como la muerte, el devenir de un planeta en peligro de extinción y el auge del fanatismo. Mickey 17 es una comedia entretenida que fracasa al no respetar la máxima del cine: darle algo al espectador a lo que agarrarse para sentarse dos horas a ver tu película.
