3 Butacas de 5

Mel Gibson nos presenta en “Amenaza en el aire” un filme que apuesta por la tensión contenida en un espacio reducido: una avioneta a tres mil metros de altura. Con un reparto encabezado por Mark Wahlberg, Michell Dockery y Topher Grace, estamos ante un thriller que, aunque funcional, no se eleva del todo.

La película se desarrolla íntegramente en el interior de una avioneta, una decisión narrativa que limita los recursos, pero potencia el suspense. Desde el inicio, la trama te pone en un estado de alerta constante, especialmente cuando se revela la identidad del asesino.
El aislamiento y la imposibilidad de escapar son el motor del thriller, recordando, aunque de forma más modesta, a clásicos como “Speed”, de Jan de Bont, pero sin el dinamismo explosivo que caracteriza a ese tipo de producciones.

Uno de los puntos más interesantes de la película es ver a Mark Wahlberg en un papel distinto a sus habituales héroes de acción. Es una actuación sólida que demuestra que Wahlberg puede ser un villano convincente.
Por otro lado, Topher Grace brilla como el nervioso y desesperado pasajero que, al igual que nosotros, experimenta el estrés y la incertidumbre de estar atrapado en un lugar donde estrellarse parece inevitable.
Aunque la película acierta en mantener la tensión durante gran parte de su metraje, los momentos de conexión emocional parecen forzados y ralentizan el ritmo. La relación entre los personajes, aunque necesaria para humanizar la trama, carece del peso suficiente para justificar sus pausas dentro de una narrativa que debería ser más ágil. En un thriller como este, uno espera más acción, más giros, algo que mantenga la adrenalina en constante subida, pero aquí todo se siente contenido y, a ratos, demasiado convencional.

Donde destaca es en su capacidad para mantenerte incómodo y nervioso, incluso si no logra innovar dentro del género. La dirección de Gibson se centra en los detalles: los sonidos del avión, los movimientos sutiles de los personajes y el helado paisaje.
Mel Gibson entrega un thriller modesto, con un Wahlberg diferente, un Topher Grace efectivo y un ambiente claustrofóbico que funciona, sin brillar. Sus limitaciones la convierten en un producto entretenido, pero olvidable, una obra que cumple, pero no sorprende.

