'Daniela Forever': el sueño lúcido de Vigalondo

'Daniela Forever': el sueño lúcido de Vigalondo

3 Butacas de 5

Los sueños son construcciones narrativas únicas. Como las personas, no hay dos iguales. Cuando uno los vive en primera persona, son fascinantes, lo difícil es conseguir transmitir eso mismo que tu cerebro proyectó para ti. La frase, el cine es una fábrica de sueños, se ha convertido en un mantra. Es verdad que la gran pantalla permite poder hacer construcciones oníricas muy parecidas a esos sueños, sin embargo, de alguna manera, nunca consigue alcanzarlos. Daniela Forever es el sueño lúcido de Vigalondo. Una película particular que trata de transportar al espectador a un mundo onírico demasiado particular.

La vida pierde todo sentido para Nicolas (Henry Golding) con la pérdida de su novia Daniela (Beatrice Grannò). Un día es invitado a formar parte de un ensayo clínico que le permitirá controlar sus sueños y accede con la esperanza de recuperarse. Ahora Nicolás puede soñar con Daniela cada noche y reanudar su relación, más idílica que nunca. Aunque sea en sueños. Y corriendo el riesgo de perderse en ellos para siempre.

Daniela Forever es una película exigente. Un guion con un montón de ideas interesantes y refrescantes. La reflexión es atrevida ¿dónde te gustaría vivir, en un universo donde lo real es lo que quieres o en otro donde debes lidiar con lo inevitable? Nacho Vigalondo deja volar la imaginación para construir dos realidades aparentemente opuestas: una, la aburrida y sosa (la vida “real”), la otra, estilizada y agradable (los “sueños”). Una película con un universo tan particular y fascinante que, por momentos, evita que el espectador conecte con la propuesta emocional.

Y es que creo que su mayor defecto es tapar una historia trágica de amor con demasiados artificios. Al visionarla no podía dejar de pensar en Todo a la vez en todas partes, otra película muy particular que cuenta con un montón de recursos apabullantes, pero que sabe muy bien mantener la emoción de lo humano, siempre a flor de piel. Pues bien, creo que Vigalondo no lo consigue con Daniela Forever. Echo de menos un poco más de corazón, por momentos se nota todo demasiado frío y calculado.

Me hubiese gustado más sentirla que sostenerla. No obstante, Daniela Forever es un trabajo arriesgado, bien ejecutado y coherente. En la línea del universo Vigalondo, que al igual que sucede con los sueños del protagonista, puedes conectar o no.