3 Butacas de 5
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Este viernes 21 de febrero se estrena en cines de España La última reina (2023), la nueva película del director brasileño Karim Aïnouz (La vida invisible de Eurídice Gusmão), que adapta la novela Queen´s Gambit (2013) de Elizabeth Fremantle, y relata sin una veracidad definida un episodio histórico medieval violento y descarnado en que la mujer juega un papel fundamental.
Catalina Parr (Alicia Vikander) es la reina consorte de Inglaterra e Irlanda y sexta y última esposa del rey Enrique VIII (Jude Law), conocido por la crueldad con que trataba a sus esposas. Catalina fue la única que sobrevivió a la muerte o el exilio, y desde su punto de vista y el de su joven doncella Anne Askew (Junia Rees) se muestra la historia de una época terrorífica.
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El cine histórico ha dado grandes películas sobre personajes o historias aún más grandes (La pasión de Juana de Arco, Julio César), pero también resulta interesante —incluso más— cuando dedica su atención a pasajes menos concurridos; a los meandros de la Historia. La película de Aïnouz retrata con bastante gancho los últimos tiempos del despiadado Enrique VIII y, sobre todo, la represión que el entorno monárquico ejercía sobre su esposa. La última reina es una muestra de la peligrosa arma que resulta el poder y los insospechados territorios que puede alcanzar su ejercicio.
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La puesta en escena correcta, sin alardes, de Aïnouz sirve para narrar una de las épocas más oscuras de la humanidad; la Edad Media y su absolutismo monárquico. Es frustrante a la par que sumamente interesante ver como la acción se centra en la esposa del rey, para encarar a la poderosa figura de frente y comprender su poder. Habitualmente se piensa en el monarca pisando al pueblo, pero no es necesario irse tan lejos para contemplar su capacidad de actuación: ni siquiera sus esposas estaban a salvo. La inhumanidad en su máximo esplendor. Puede incluso resultar cómica la tensión entorno a la enfermedad que aqueja al rey en el tercer acto; parece que va a terminar con él y Catalina lo ansía en silencio —¡cómo no! —.
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Lo más llamativo de La última reina es posiblemente la interpretación de Jude Law como Enrique VIII por su fuerte impronta escénica y el auténtico pavor que suscita, no obstante, me interesa más Alicia Vikander —magnífica también en la aún no estrenada The Assessment (2024)—, contenida y reprimida en sus emociones, que el histriónico rey, a menudo demasiado sobreactuado. Ella es la llama del sentimiento y el dramatismo de una película que pierde algo de interés en mi opinión cuando se desvía a las inmediaciones de su joven doncella (Rees). Aún así, la del brasileño Aïnouz es una cinta más que interesante, sobre todo por lo que cuenta, y entretenida en su mayor parte.
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