3’5 Butacas de 5
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El cine de animación italiano tiene un nuevo referente, y su nombre es Enzo d’Alò. Su última obra, “Mary Superchef”, nos lleva a la mágica Irlanda a través de una historia que, aunque parece centrarse en la cocina, en realidad habla de algo mucho más profundo: el duelo, la familia y el peso de las generaciones pasadas en nuestro presente.
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Desde el inicio, el título Mary Superchef promete una aventura culinaria, pero rápidamente queda claro que la cocina es solo un pretexto narrativo. El corazón de la película está en las relaciones entre cuatro generaciones de mujeres y en cómo los lazos familiares pueden ser tan fuertes como complejos. Elisa Waves, quien presta su voz a la protagonista, hace un trabajo impecable transmitiendo la confusión y la esperanza de una niña que enfrenta la inminente pérdida de un ser querido.
La película explora el duelo desde una perspectiva infantil, pero con un subtexto adulto que resuena más con quienes hemos experimentado la pérdida de un ser querido que con el público infantil al que aparentemente va dirigida. Es ese tipo de película que los niños disfrutarán por su magia y fantasía, pero que los adultos recordaremos por el peso emocional que deja al salir de la sala.
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La película juega con elementos fantásticos y mitológicos, incluyendo fantasmas amistosos del pasado que ayudan a Mary en su viaje emocional. Es un recurso efectivo que recuerda a la tradición oral irlandesa, pero su ejecución deja un sabor agridulce. Y aquí es donde surge el gran “¿y si…?”.
Si “Mary Superchef” hubiera sido animada por Studio Ghibli, probablemente estaríamos ante una obra maestra. La historia, con sus toques de realismo mágico y su profunda exploración emocional, tiene todos los ingredientes que el estudio japonés suele elevar a otro nivel. Pero la animación, aunque no es mala, se siente demasiado clásica y tradicional, sin la chispa visual que podría haberla convertido en un referente del género.
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A pesar de que la animación no deslumbra, sigue siendo una película con alma. Es una historia sobre la vida, la muerte y el legado familiar, disfrazada de cuento infantil con una pizca de magia. Pensé que no me iba a gustar, pero me terminó sorprendiendo. No es solo para niños; es para cualquiera que haya sentido el peso de la historia familiar en sus hombros.
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