'Becoming Led Zeppelin': una experiencia musical y emocional gratificante

'Becoming Led Zeppelin': una experiencia musical y emocional gratificante

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‘Becoming Led Zeppelin’ llega a las salas de cine este 7 de febrero de la mano del director Bernard MacMahon. Con un título más que sugerente, este documental se propone narrar los inicios de la mítica banda de rock británica Led Zeppelin, considerada una de las mejores y más exitosas dentro del género y de la música en general. Una historia que se irá explicando gracias a imágenes de archivo y a los testimonios actuales de los miembros de la propia banda, Jimmy Page (guitarrista), Robert Plant (vocalista) y John Paul Jones (bajista), con la excepción de John Bonham (batería), fallecido en 1980, el cual participará gracias a unas grabaciones de una entrevista hecha en los 70’.

“Becoming Led Zeppelin” se trata del segundo trabajo como director de MacMahon, el cual venía de hacer otro documental -uno sobre el primer sistema eléctrico utilizado para grabar música: ‘American Epic’ (2015)-. A diferencia de aquel documental, que propone un tratamiento y una narrativa bastante originales, MacMahon opta esta vez por la vía clásica. Con un inicio tímido y familiar, te presenta a los protagonistas de pequeños tocando por primera vez los instrumentos que más adelante pasarán a ser una extremidad más de su cuerpo. Entiendo que con la intención de hacernos conectar con estos jóvenes británicos que empiezan a abrirse paso en la escena musical. La sensación es que se queda a medio camino, terminando en un conjunto de anécdotas, alguna bastante curiosa todo hay que decirlo, de unos chicos que sinceramente la suerte y la vida les trató bastante bien -pudiendo excluir a Robert Plant el cual confiesa haberlo tenido más difícil-. Lo que más te engancha es ver como van coqueteando hasta al final acabar formando una banda, si has tenido un pasado como músico todas estas historias te emocionan, incluso las ficticias como ‘Sing Street’ (John Carney, 2016).

Es cuando llega el ansiado primer concierto, ese que da inicio a la gira por Escandinavia en 1968 – gira que en un primer momento iba a hacer la banda The Yardbirds, antiguo grupo de Page que cuando sus integrantes lo dejaron, fue la excusa perfecta del guitarrista para formar su propio proyecto el cual terminaría siendo Led Zeppelin-, que el documental coge un mejor ritmo, así como los gritos de Plant y los magníficos solos de Page empiezan a deleitar hasta al menos melómano. Las actuaciones musicales se alargan considerablemente, sin hacerse pesadas, además de jugar con un montaje y unos recursos visuales que, como los arreglos que hacía Paul Jones en sus inicios como bajista, acompañan maravillosamente la psicodelia y carácter de la música que escuchamos.


El gran punto negativo que encuentro es que un documental con 137 minutos de duración, que te da espacio a tratar y desarrollar a placer, podría haber querido llegar a algo más. Y es que al final, dejando de lado la grandeza de la banda, no profundiza ni ofrece una visión más allá de la que puede tener un reportaje lineal carente de sensibilidad. A diferencia de otros grandes documentales sobre bandas de música, se me ocurre ‘Anvil The Story of Anvil’ (Sacha Gervasi, 2008), no hay un mensaje que subyace a la trama y la música. En el caso del documental sobre Anvil, se nos habla de la amistad y consigue que empaticemos brutalmente con unos señores de 50 años canadienses que no pueden dejar de lado su pasión por la música y dar conciertos para sus fans. No se conforma con hablar de Anvil la banda, mientras que “Becoming Led Zeppelin”, parece conformarse con ser un “becoming” y nada más, quedándose en una superficialidad que, sin estropear el documental y la experiencia, hace que el valor que pueda tener como obra cinematográfica baje. Con conformarse me refiero por ejemplo a cerrar con Jimmy Page diciendo que hay que perseguir tus sueños, un mensaje cliché que demuestra la oportunidad perdida para hacer algo más con esta banda que era algo más salvaje y provocadora que eso.

Otro aspecto que puede dejarte frío, sobre todo a los más fanáticos que hayan venido a escuchar todos los temazos, es el reducido repertorio musical. Esto tiene una justificación: el documental solo aborda el primer y segundo álbum de la banda (Led Zeppelin y Led Zeppelin II), ambos lanzados en 1969. Por este motivo canciones tan características como Stairway to Heaven o Black Dog no pasarán el corte. Al no tratarse esto de un concierto, donde uno prácticamente se ve obligado a tocar los “greatest hits”, la ausencia de estos no debe criticarse. Lo que uno sí se pregunta es por qué el documental se detiene tan pronto en el tiempo cuando el grupo no se disuelve hasta los años ochenta. La decisión se entiende si lo hubiesen hecho, como es en el caso de otros documentales, para tener más tiempo en profundizar en ese momento o en temas más concretos. El problema es que, como he mencionado antes, no existe tal profundidad.

En resumen, “Becoming Led Zeppelin” no es capaz de sobresalir prácticamente en nada que no sea la magia detrás de estos músicos, provocando que pueda verse opacado por la gran cantidad de documentales similares. Aun así el filme cumple y consigue aportar una experiencia musical gratificante recomendable seas fan o no de Led Zeppelin. Como la mayoría de documentales del estilo te dejan con ganas de indagar o redescubrir la carrera musical de una banda que, por la manera en la que sus canciones nos han hecho vibrar y han influido a tantos otros que vinieron detrás, merece cualquier tipo de homenaje.