'La leyenda del Escanyapobres': un western acerca de la avaricia y el poder

'La leyenda del Escanyapobres': un western acerca de la avaricia y el poder

3’5 Butacas de 5

Ibai Abad pasó por el BCN Film Festival 2024 para presentar su segunda película en la que adapta la novela L’Escanyapobres de Narcís Oller publicada en 1884 dándole una ambientación de western mediterráneo.

A finales del siglo XIX, la llegada del ferrocarril a un pueblo aislado trae el ansiado progreso. También llega Oleguer (Àlex Brendemhül), un oscuro usurero con turbios negocios que se apodera de la casa y las tierras de La Caleta en la que viven Cileta y su familia. La joven campesina hará todo lo posible para recuperar su casa incluso seguir los oscuros pasos del prestamista. Oleguer trabaja para el notario y su mujer Tuies (Laura Conejero) un matrimonio más preocupado por los negocios y los dineros que por las personas. 

La avaricia es el tema central de esta historia en la que la ceguera por conseguir cada vez más dinero sin importar lo que se haga para conseguirlo lleva los tres personajes protagonistas hacia un abismo del que tendrán complicado salir.  Oleguer y Tuies sienten una atracción enfermiza por tener cada vez más dinero que para ellos es sinónimo de poder y estatus social pero en cambio para Cileta la falta de dinero la tiene sumida en la pobreza cuyo trabajo en el campo lleva a su familia a una situación de extrema miseria.

Entre los tres personajes se establece un peligroso triángulo en el que se mezclan la obsesión por el dinero combinada con una pasión física irrefrenable. Entre Cileta y Oleguer hay una fuerte atracción pero entre Oleguer y Tuies más que atracción su unión está más cerca de la obsesión por el dinero y por el poder que del enamoramiento o la atracción física. 

Los tres actores protagonistas están fantásticos en sus papeles. Brendemhül interpreta a un hombre seco y pragmático que se dedica a extorsionar y asesinar a quienes no pagan el dinero que deben al notario que es para quien trabaja. Laura Conejero da vida a Tuilles, la mujer del notario cuya obsesión son los negocios y la acumulación de dinero hace que bordee la locura conforme avanza la película.  Y por último, Mireia Vilapuig encarna a Cileta una mujer joven a cargo de su familia que sufre la dureza del trabajo del campo y las consecuencias de la falta de dinero. Mientras en la novela de Oller, Cileta es un personaje pequeño, Ibai decide darle más protagonismo en la película para contraponerse a Oleguer y a Tuilles dos personajes abocados al abismo por su obsesión por el dinero. Cileta lo único que quiere es una vida mejor aunque por el contrario se enamore de Oleguer sabiendo que es alguien que no le conviene en absoluto. El abuso de poder se vuelve contra Oleguer y Tuies en el último tramo de la película mientras que para Cileta se abre una nueva vida.

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