'Anora': cuando el sueño se convierte en pesadilla

'Anora': cuando el sueño se convierte en pesadilla

4’5 Butacas de 5

Una película dura camuflada en el divertimento. Una realidad oscura que hace parecer luminosa. Un estilo de vida humillante filmado como si de un cuento de amor se tratase. Si en The Florida Project (2017) y en Red Rocket (2021) Sean Baker exponía la decadencia, aquí, en Anora, hace una disección de lo que queda de un maltrecho, humillado y violado sueño americano.

Anora, una joven prostituta de Brooklyn, tiene la oportunidad de vivir una historia a lo Cenicienta cuando conoce e impulsivamente se casa con el hijo de un oligarca ruso. Cuando la noticia llega a Rusia, su cuento de hadas se ve amenazado, ya que los padres parten hacia Nueva York para intentar conseguir la anulación del matrimonio.

Sean Baker depura al máximo su estilo en su obra más certera. Con una puesta en escena fina, un montaje rítmico y unos actores en estado de gracia, el coctel está servido. Anora es la definición actual de un sueño americano pervertido. Una realidad que se esconde en cada esquina y que parece normalizada. Una historia de amor clásica que esconde en cada sonrisa la humillación de quien se deja hacer por dinero.

Anora no tiene apariencia de película política, pero lo es. Confunde al espectador. Consigue que, por un buen rato, nos creamos un amor artificial y nos olvidemos que por detrás se están cometiendo todo tipo de inmoralidades. Porque todo vale para ser feliz, o eso parece. La película está dividida en dos partes. La primera, azucarada; la segunda; cruda. Un viaje del paraíso a los infiernos donde la protagonista se da cuenta de su verdadera y humillante naturaleza.

Sean Baker consigue retratar a unos personajes a través de dos técnicas opuestas, la caricatura y el humanismo. Los coloca en posiciones comprometidas y es capaz de sacar lo mejor y lo peor de cada uno de ellos. Una película que navega entre diálogos punzantes. Una cinta que pone el caramelo en la boca del espectador para dejarlo con un sabor muy amargo al final.

Anora es una muy buena película. Una de esas que lo tiene todo. Buenos personajes, amor, humor y tragedia. Palma de Oro en el Festival de Cannes, nadie debe perder la oportunidad de asomarse a su realidad.

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