'Sing Sing': El teatro como maniobra de evasión

'Sing Sing': El teatro como maniobra de evasión

3’5 Butacas de 5

Es verdad que el género carcelario está lleno de buenas películas, algunas más melodramáticas y otras más centradas en fugas imposibles, pero a pesar de las diferencias, las cualidades de encerrar a los personajes a la fuerza bajo unas paredes de hormigón consiguen generar un status quo muy interesante de cara al espectador. Ejemplos hay miles: la maravillosa “Cadena Perpetua”, “Papillón”, la serie “Orange is the new black” o nuestra “Vis a Vis”.

En este caso, “Sing sing” empieza con un monólogo final en un gran teatro; luces, atrezo e interpretación se funden tras el oscuro final y los aplausos del público. Tras desmaquillarse y volverse a vestir, descubrimos que los actores de la obra son reos que están encerrados en una cárcel de máxima seguridad, y es entonces cuando la película arranca. Una abertura muy interesante que nos da las claves de una historia muy humana, donde las artes escénicas son lo único que mantienen libres a los prisioneros más peligrosos de “Sing sing”. Gracias a un programa social para fomentar el teatro entre los presos, se crea una compañía donde, colaborando con un director externo y con cada vez más presupuesto y repercusión, van representando grandes clásicos como “Hamlet”. Hasta que llega un nuevo preso al programa y lo cambia todo por completo…

El duelo interpretativo entre Colman Domingo y Clarence “Divine Eye” Maclin es de órdago. Son justamente dos polos opuestos. Compañeros que acaban convirtiéndose en algo más. Su vida en prisión va paralela al montaje de su última obra, la primera vez que representan una comedia. El personaje de Domingo es la mano derecha del director y representa al preso ejemplar, mientras que Maclin acaba de entrar en el programa sin más intención que la de evadirse o conseguir un polvo ocasional con alguna presa invitada. Con el paso del tiempo, van encontrando su vocación, pero ojo, aunque el teatro les convierta en hombres libres por unas horas, sus condenas y juicios siguen adelante, generándoles a ambos más de un conflicto que afectará el resultado de la obra de teatro.

Greg Kwedar clausura la Sección Oficial de la SEMINCI con una película que emociona y que tiene unas interpretaciones maravillosas, contando con muchos ex convictos y miembros del taller en su reparto, y que ello no desentone en el resultado final.

Es verdad que en la parte central el montaje se resiente y algunas soluciones visuales no terminan de funcionar. Pero como “Sing sing” tiene el corazón tan grande y su mensaje es tan poderoso, pasas por alto cualquier defecto. Seguramente alguna nominación rascara en los Oscar. La denuncia social está ahí y arrojar un poco de luz hace que el cine sea una vez más una herramienta para concienciar.