4 Butacas de 5
Un cuervo negro ha entrado por la ventana. María acaba de ser madre, pero las cosas no van como esperaba. Su bebé vomita después de cada toma, cosa del reflujo, dicen; pero ella piensa que es otra cosa. María cree que su hijo la está juzgando, que es una mala madre, que no debería haberlo traído al mundo.
La película de Mar Coll y Valentina Viso está basada en la novela de Katixa Agirre, Las madres no. Se nota, desde la primera escena, la inspiración literaria. La historia se construye por capítulos, uno tras otro, que conforman el terrible puzle de una madre herida por el rechazo. Cada capítulo está encabezado, como en la novela original, por una frase. La elección de estas frases responde al mismo criterio que la novela, y todas ellas reflexionan sobre la naturaleza de la maternidad, desde Eurípides hasta Sylvia Plath.
¿Quién puede matar a un niño?
En Salve María, un hecho terriblemente veraz sacude Barcelona. Alice, una mujer francesa, ha asesinado a sus dos bebés. María se pregunta cómo es posible que una madre pueda matar a sus hijos, dónde está la línea entre la realidad y la aparente locura. ¿Puede haber una razón que justifique cometer un acto así?
Laura Weissmahr consigue llenar a su personaje de una culpabilidad inédita. Con cada paso que da, la vergüenza la invade. No hay escapatoria para una madre que, a ojos de todos los que la rodean, nunca será suficiente.
La película se atreve a bailar con el humor en esta danza macabra. Ironiza, con una mala baba tremenda, sobre lo difícil que es criar a un niño sin acabar totalmente desquiciado. Mar Coll, en su labor de directora, consigue arrancar alguna carcajada incómoda, alguna sonrisa culpable. Logra apelar a la autoconsciencia del espectador que tan tranquilo estaba en su butaca.
Ruega por nosotros, pecadores
Salve María critica el mundo y la época en la que se ambienta, donde cada vez es más difícil asegurar un futuro optimista para quienes lo habiten. La visita del cuervo pone en primer plano los pecados de esa sociedad, tan preocupada por el futuro como desapegada de las decisiones del presente. Trae a colación preguntas incómodas, violentas, cuestiones que hacía tiempo no veía plantearse en una sala de cine.
Una película como esta no es fácil de digerir. No deja claro dónde está la bondad, la maldad, ni cuáles son las consecuencias de los actos. María es un personaje tan fascinante como complejo que invita a ser desentrañado en un taller de guion. Sin lugar a dudas, Salve María es una firme candidata para la próxima temporada de premios.