'Daaaaaalí': Comedia surrealista que no necesita explicación”

'Daaaaaalí': Comedia surrealista que no necesita explicación”

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Si alguna vez te has preguntado cómo sería interactuar con el legendario Salvador Dalí en la actualidad, esta es tu oportunidad de experimentarlo. Desde el primer minuto, Daaaaaalí” te transporta a un mundo donde las reglas no existen y lo impredecible es la norma. Quentin Dupieux logra con su estilo surrealista y absurdo que tanto lo caracteriza, una pieza que no solo es un tributo hilarante e inteligente a Dalí, sino también una reflexión sobre el arte, el tiempo y el espacio.

Gilles Lellouche, quien interpreta a Dalí, se roba cada escena por su versión del excéntrico artista, que no teme ser grandilocuente, creído, y completamente fuera de este mundo. Su Dalí es exactamente como uno lo imaginaría en esta época: un ser hilarante, pero también complejo, que parece flotar entre la genialidad y la locura. En cada gesto y cada palabra, Lellouche nos entrega una versión de Dalí que encapsula todas sus personalidades: el artista, el filósofo, el metafísico, y sobre todo, el showman. Una comedia llena de chistes visuales y situaciones completamente absurdas que hacen cambiar cada minuto la trama entera.

En sí misma es un viaje surrealista, el diseño de producción es un homenaje vivo al mundo de Dalí, con escenas que parecen sacadas directamente de sus cuadros. No te sorprendas si, de pronto, ves una cabra paseando por una habitación sin motivo aparente o un piano en medio del desierto que lanza agua como una fuente. El espacio se moldea y distorsiona, como si toda la película sucediera dentro de una pintura de Dalí. No hay reglas, y eso es exactamente lo que hace que la película funcione. No estás viendo algo que intenta explicarse a sí mismo. Es un viaje que simplemente hay que vivir, sin preguntarse si lo que ves es real o no.

Uno de los aspectos más interesantes es cómo juega con el tiempo, tanto a nivel narrativo como en el lenguaje audiovisual que eso puede crear. A veces, todo parece moverse con una velocidad vertiginosa, y otras veces el tiempo se dilata o retrasa, como si el mundo estuviera en una burbuja donde las reglas temporales no aplican. Me recordó a las producciones nacidas durante la nouvelle vague, con sus elipsis y su capacidad para mostrar o no mostrar lo que pasa entre una escena y otra. Hay momentos en los que el viaje de un lugar a otro es mostrado en su totalidad, sin ninguna razón aparente, pero con una intención clara de resaltar el absurdo inherente a la película.

El toque meta es otra capa que agrega profundidad. Se juega con la idea de que estamos viendo un documental dentro de la ficción sobre una periodista francesa que entrevista a Dalí, pero también estamos viendo una película sobre una película. Es el sombrero sobre el sombrero sobre el sombrero: capas de autorreferencias que se entrelazan hasta que te das cuenta de que estás atrapado en el mismo surrealismo que Dalí tanto amaba.

Está llena de escenas en las que Dalí habla sobre uno de sus cuadros, y en ese preciso momento, el cuadro cobra vida. Te das cuenta de que el maquillaje, el vestuario y el diseño de producción son impecables, haciendo que lo imposible se sienta no solo posible, sino inevitable dentro del universo de la película. No hay nada que te saque de la inmersión, todo está diseñado para que, por más extraño que sea, aceptes que así es este mundo.

El espacio, como el tiempo, también es completamente maleable. Se dobla y desdobla, como si fuera parte del arte de Dalí, como si todo estuviera enmarcado dentro de sus obras. Dupieux logra crear una atmósfera en la que no sabes dónde estás ni hacia dónde vas, pero te entregas al viaje porque, como en las mejores obras surrealistas, lo importante no es llegar a un destino, sino perderse en el proceso.

Si eres un amante del arte de Dalí, esta película será como entrar directamente en sus pinturas. Si no, aún te ofrecerá una experiencia única, divertida y rápida, que va al grano sin perderse en explicaciones innecesarias. “Daaaaaalídesafía las posibilidades espacio temporales a nivel narrativo y celebra el caos creativo de uno de los artistas más icónicos del siglo XX. Una obra que, como el propio Dalí, no tiene intención de ser comprendida, solo disfrutada.