3 Butacas de 5
La familia es un tema muy recurrente en cualquier ficción (lo digo por ti, Tolstói) y más en concreto en el séptimo arte. Todos tenemos una, y en mayor o menor medida nos genera momentos memorables o desagradables, comedia o drama. En una reunión de Navidad todo puede pasar, y, en concreto, en “Verano en diciembre” es justo lo que busca. Retratar los momentos más bajos de una familia formada por mujeres, sus riñas, conflictos sin resolver, pero de una manera suave y delicada donde al final lo importante es el grupo por encima de los intereses personales. Una historia que transmite buen rollo, tiene momentos graciosos, otros más duros, pero que te deja con buenas vibraciones al salir de la sala. “Verano en diciembre” es un film de Carolina África, una adaptación de su propia obra de teatro, que no se siente como tal, sino que vuela libre por un desarrollo de personajes con los cuales el público siente mucha empatía, porque hasta las personas más solitarias tienen hijas, hermanos o abuelos.
La gran baza con la que cuenta África es su elenco protagonista, lleno de grandes nombres femeninos, con una madre controladora interpretada por Carmen Machi, la hermana rebelde Bárbara Lennie, Beatriz Grimaldos como la vertiente artística de la historia y Victoria Luengo como la introvertida y entregada hija menor que abandona toda vida personal para entregarse a la familia, viviendo en casa de su madre y cuidando a una abuela que tiene los momentos más divertidos y emotivos de toda la cinta.
Quizás, Beatriz Grimaldos sea quien más interés genere, ya que su personaje es muy complejo y con características propias de los artistas: imperfecta, volátil y propensa a cometer errores. Supongo que ser la mediana también marca mucho en una familia numerosa. Te convierte en alguien independiente, a pesar de que tienes las mismas necesidades que el resto de hermanos. El éxito de Grimaldos radica en su naturalidad y la sensibilidad con la que ha trabajado su personaje, que tiene un desarrollo más interesante que los demás. A pesar del cliché de ser la artista, es la que se siente más auténtica.
Con semejante panoplia de actrices no podía ocurrir nada que no fuera el éxito, y, si bien la película funciona y ellas están muy bien, es un bomboncito muy cutre que se siente como que está por explotar. Son todas tan grandes intérpretes que se siente como si la directora no les hubiera sacado todo el jugo a los personajes. Siendo buenos personajes, pero en ningún momento pasan del mero aprobado. Sin colocar en ningún momento a ninguna de las actrices en verdaderos retos, ni escenas de más complejidad, aunque es cierto que esto es lo que pide el relato. Lo naif le quita la garra y la crítica social en favor de algunos momentos divertidos que aligeran la carga ya de por sí ligera en una bonita película, de familia y mujeres luchadoras que te tocarán la patata mientras pasas un buen rato.