'La hora del silencio': Un detective en un mundo sin sonido

'La hora del silencio': Un detective en un mundo sin sonido

3 Butacas de 5

La hora del silencio” es uno de esos thrillers que empiezan con una promesa intrigante, pero se va diluyendo a medida que avanza. La trama nos centra en Frank Shaw (Joel Kinnaman), un detective que pierde la audición tras un accidente policial. Esta situación ofrece un potencial dramático y narrativo interesante, pero la película dirigida por Brad Anderson no lo aprovecha al máximo. A pesar de contar con un guion que podría haber explorado de manera creativa las limitaciones y nuevas perspectivas de su protagonista, la historia se queda en un ejercicio predecible lleno de giros de guion comunes y demasiadas casualidades que restan credibilidad al relato.

Frank, frustrado por su nueva realidad, está a punto de renunciar a su carrera en la policía, pero su compañero Doug (Mark Strong) lo convence de seguir adelante. Es entonces cuando, como si todo encajara de manera forzada, el departamento “casualmente” necesita a un detective que sepa lengua de signos, y Frank, con su nuevo rol de intérprete, tiene la misión de proteger a Ava, una mujer sorda testigo de un doble asesinato.

A pesar de sus limitaciones presupuestarias, intenta innovar con su premisa. Aunque el protagonista es un detective sordo, la película logra mantener una tensión constante, especialmente en los momentos de persecución dentro del edificio donde transcurre toda la acción. A lo largo de esos pasillos y escaleras, se siente el esfuerzo por crear suspense, aprovechando la desventaja sensorial de Frank para generar situaciones de peligro. La película mantiene un ritmo sólido, que, aunque a veces predecible, cumple con el objetivo de mantenerte atento.

Otro punto para destacar es la fotografía, que saca el máximo provecho de los espacios cerrados. Los ambientes oscuros y claustrofóbicos del edificio ayudan a reflejar el estado emocional del protagonista, atrapado no solo físicamente, sino también en su nueva realidad. La secuencia final está bien ejecutada y logra transmitir una sensación de urgencia que cierra con cierta fuerza la película.

Uno de los mayores problemas es la cantidad de casualidades que facilitan el desarrollo de los eventos. En cada escena crucial, sucede algo que te saca del suspense porque sientes que las piezas caen en su lugar de manera demasiado conveniente. Justamente el villano decide mirar hacia otro lado cuando Frank se está escondiendo; la puerta que podría haber resuelto la situación a tiempo se cierra en el último segundo; y cuando todo parece perdido, la ayuda aparece de forma oportuna.

Además, aunque hay giros en la trama, todos son predecibles. El típico giro del personaje que parecía ser bueno, pero termina siendo el malo ya se ha visto demasiadas veces en este tipo de películas, y aquí se repite sin ningún tipo de innovación. La gran decepción viene, sin duda, porque no aprovecha la sordera de Frank para crear algo realmente diferente. Se podría haber hecho mucho más en cuanto al diseño de sonido, usando el silencio de manera efectiva para aumentar la tensión.

“La hora del silencio” es un thriller que si bien, pretende innovar con la inclusión de la sordera en su protagonista, por culpa de casualidades que facilitan la trama, diseño de sonido pobre y giros que hemos visto una y otra vez, se queda a medio fuelle. Las actuaciones son cuanto menos correctas, pero el potencial de la premisa se desperdicia en favor de una narrativa que juega demasiado seguro.

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