'Strange Darling': una historia que sorprende con su personalidad desbordante

'Strange Darling': una historia que sorprende con su personalidad desbordante

3’5 Butacas de 5

JT Mollner vuelve a la carga como director y guionista con un tremendo thriller: Strange Darling’, su segundo largometraje que cumple todas las expectativas. Presentada el año pasado en el Festival Fantastic Fest de Austin, la cinta tendrá su premiere española en la 57ª edición del Festival de Sitges. La pareja de protagonistas, Willa Fitzgerald (The Lady) y Kyle Gallner (The Demon), se echan a la espalda una película que narra de forma no lineal, y dividida en seis capítulos, la noche en la que estos dos se conocen y cómo se va desenvolviendo su cita, de una manera muy distinta a cómo ambos podían imaginar.  

Su anterior trabajo, ‘Ángeles y forajidos’ (JT Mollner, 2016), ya mostraba un estilo con marca de autor, pero también ciertos problemas de ritmo, una historia que se siente como si ya nos la hubiesen contado y un final algo agónico. Con ‘Strange Darling’ soluciona lo anterior, presentando una trama poco convencional y un ritmo estudiado que no te deja colgado en ningún momento. Fluye hasta el final y esta vez rematando con clase.  

El director empieza condicionando al espectador, como hacía Billy Wilder, para además tenderte una trampa en la que sí o sí vas a caer. La decisión de dividir la película por capítulos será el principal instrumento para lograr este engaño. Hay que decir que el elemento de los capítulos sigue siendo algo un poco molesto de ver, teniendo en cuenta su desmedido uso en las producciones actuales –solo le faltaba estar en formato 4:3 –. ‘Pulp Fiction’ (Tarantino, 1994) ya demostró que no era necesario enumerar las secuencias, que el espectador tenía la capacidad de resolver el puzle mental y seguir la trama. Este no es el único momento en el que se duda de la cultura audiovisual del espectador. Nunca había visto en una película una explicación de elipsis tan innecesaria, fundiendo a negro y contando hasta diez para indicar el transcurso diez minutos. Decisiones que refuerzan su estilo pero que chirrían y no aportan mucho a la narrativa, nada lo suficientemente grave como para arruinarte la experiencia.

Dotar a la película de una estética setentera sí es un acierto total. Él enciende sus cigarros con un zippo, acaban en el típico motel de carretera con sus pintorescos neones y el coche Ford que conduce ella no puede dar más el cante. Para aumentar aún más la nostalgia, se te avisa al principio que la película ha sido rodada enteramente en 35mm, con esos colores saturados tan característicos, sobre todo el rojo, un personaje más dentro del filme. Resulta imposible no acordarse de películas como ‘La matanza de Texas’ (Tobe Hooper, 1974) mientras la vemos. Y no solo cine americano de los setenta, también, por la forma tan dramática de iluminar ciertos escenarios, pensamos en ‘Suspiria’ (Dario Argento, 1977) u otro tipo de cine más actual como ‘The Neon Demon’ (Winding Refn, 2016).

Pese a todas estas miradas al pasado, la historia tiene lugar en nuestro presente, o cerca, al menos, “Ya nadie da su teléfono, ahora todo es Insta”, como dice la protagonista. Pudiendo traer así temas actuales como los roles de género o la inseguridad de la mujer a la hora de hacer vida nocturna. Temas usados para girar la trama más que para concienciar al espectador. 

En definitiva, ‘Strange Darling’ sorprende, con una personalidad desbordante, que no veía desde el estreno de ‘De naturaleza violenta’ (Chris Nash, 2024). JT Mollner descuadra tus esquemas de una manera brillante y elegante, sin muchas pretensiones. No pudiendo considerarla gore, aun así, te esperan momentos de querer mirar hacia otro lado, pero también, ganas de ver en cartelera la próxima película del director.