3’5 Butacas de 5
Una familia que se muda a una nueva casa en las afueras comienza a experimentar extraños fenómenos a su alrededor y empiezan a sospechar que hay una presencia de otra realidad con ellos.
El ejercicio estilístico de Soderbergh en su nueva película es más que suficiente reclamo para su visionado. El consagrado cineasta se atreve a experimentar con una puesta en escena absoluta desde el POV de la presencia que acecha a la familia protagonista. La cámara, líquida y sinuosa, recorre las estancias de la casa —único escenario del filme— desentrañando las crispadas relaciones familiares desde dentro.
Lejos de acercarse al género de terror, el director emplea la presencia fantasmagórica a modo de visor del drama humano más profundo, del miedo a la muerte y de la superación del trauma, de un modo similar a David Lowery y su espléndida A ghost story (2017), sin llegar a alcanzar su profundidad.