3’5 Butacas de 5
El detective Seo Do-cheol (Hwang Jung-min) y su división empiezan a perseguir a un asesino en serie cuando el asesinato de un profesor revela vínculos con casos anteriores. El criminal se mofa de un país confuso anunciando su siguiente movimiento a través de internet, por lo que el equipo de policías incorpora al idealista agente novato Park Sun-woo (Jung Hae-in) para reforzar su investigación.
I, the executioner es un thriller policial a la americana con todos los factores para ser un éxito comercial. La investigación más concienzuda se fusiona con algunas secuencias de pura lucha marcial desenfrenada. Pero, más allá de la acción y el thriller, plantea algunas cuestiones de reflexión fundamentales para nuestra sociedad dirigidas sobre todo a las nuevas generaciones.
El impacto de los medios de comunicación y las redes sociales en una era hiperconectada, juegan un papel más que relevante en la película surcoreana, pues las pesquisas policiales avanzan a trompicones por culpa de intereses egoístas ajenos y manipulaciones mediáticas, ocasionando una situación que sirve como advertencia ante al auge del amarillismo y la facilidad de las fake news.
Uno de los personajes espeta en un momento dado: “¿Hay asesinatos buenos y malos?”, confiriendo a la auténtica tesis de la película un carácter explícito. Ésta es la verdadera cuestión sobre la que habla I, the executioner: la moral de la justicia. Qué es justo. Aunque, por supuesto, lo más interesante son las secuencias de acción y el ritmo tan vivaz con que se narra la historia.