4 Butacas de 5
Las expectativas suelen ser peligrosas. A veces, hay una relación ficticia con una película, la cual no tiene por qué satisfacer la imaginación de cada uno de sus espectadores.
Joaquín Phoenix y Todd Phillips convirtieron una cinta que nadie esperaba en todo un evento cinematográfico. La propia Warner se frotaba los ojos ante el éxito de crítica, taquilla y la carrera de premios que tuvo (incluido el León de Oro). Así que veremos qué nos encontramos en esta esperada secuela…
En esta nueva aventura de Arthur Fleck, continuamos con las consecuencias del asesinato de Murray (Robert De Niro) y los disturbios que provocó en Gotham.
Ahora Arthur es un recluso, y vemos su día a día. Maltratado por sus compañeros y sus guardias, aislado y triste, sin ninguna motivación vital hasta que conoce a Lee. Gracias a unas clases de música para presos, su relación romántica se convierte paso a paso en una obsesión… Harley y Joker, una historia de amor.
Mientras tanto, el juicio va teniendo lugar en una lucha sin cuartel entre la defensa de Fleck y el fiscal Harvey Dent (uno de los pocos guiños al universo del murciélago). Llegando a testificar una serie de personajes más que interesantes.
Poco a poco, Phillips nos va introduciendo en una historia turbia que traspasa los muros de Arkham y que hace a Arthur volar su imaginación hasta convertir la propia cinta en una de género musical. El show empieza…
Tanto Phoenix como Gaga están muy bien interpretando sus roles, llegando a su punto culminante durante las escenas donde tienen que cantar y bailar. Son momentos muy atractivos y con una gran arquitectura visual. Quizás hasta por momentos rivaliza con La La Land, aunque ese no sea el interés del realizador. Puede que algunos números aíslan al espectador de lo que está pasando, por eso la película arriesga tanto.
Es verdad que en términos generales no llega a los picos emocionales de su primera entrega, y, si no te gustó su poca fidelidad al personaje de DC, sigue manteniendo esa línea.
Aun así, me parece muy interesante esa mezcla entre ser continuista como secuela, pero perteneciendo a otro género. Al fin y al cabo, estamos ante un drama judicial con una historia de amor que está contada en formato musical. Suena surrealista, pero la jugada tiene sentido y mucho si analizas la película original. Ya que la disociación de la mente de Arthur y sus ínfulas de showman hacen de la secuela una consecución lógica de las ensoñaciones del protagonista.
Una película compleja, difícil y madura. Puede que guste más o menos dependiendo del tipo de espectador, pero sin duda, es un producto súper valiente. Una obra de autor bajo el paraguas de un gran estudio. Phillips aprovecha la IP para buscar lugares nunca vistos en el género superheroico. Joker: A Folie Deux tiene todo mi respeto y admiración. Aunque quizás no cumpla con todas las expectativas que se han depositado en ella. Es buena película, pero no estamos preparados para ella.