'Escape': la imposibilidad de no hacer nada

'Escape': la imposibilidad de no hacer nada

3 Butacas de 5

“Enrique Rubio escribe como no se escribe y piensa como no se piensa. Escape es El conde de Montecristo al revés, Papillón al revés, La fuga de Alcatraz al revés”. Esto dijo Rodrigo Cortés de la novela en la que se inspira “muy libremente” para su nuevo largometraje. Producido por Martin Scorsese y con un elenco de lo más variopinto, Cortés construye una pesadilla con un protagonista que tiene un objetivo claro: dejar de toma decisiones, no quiere hacer nada. ¿Es posible?

N. es un hombre estropeado, algo no va bien en su interior. N. no quiere tomar una sola decisión más, sólo apearse del mundo. Dejar de tener opciones. El psicólogo a quien visita no sabe cómo abordarlo, tampoco su hermana, que intenta apoyarlo sin frutos. N. sólo quiere vivir en la cárcel, y hará cuanto sea necesario para conseguirlo. ¿Lograrán sus allegados que desista de cometer delitos cada vez más graves? ¿Hasta dónde será capaz de llegar el juez para no concederle su propósito?

Escape no se parece a nada que se haya hecho en nuestro cine. Rodrigo Cortés revienta todo corsé y se divierte en una cinta llena de ideas delirantes protagonizada por unos personajes caricaturescos. La película se plantea como una fábula, una aparentemente irresoluble. Una de esas que sí o sí deben tener un aprendizaje al final. Sin embargo, con los mismos códigos que los de una fábula, Rodrigo Cortés revienta todo tipo de estereotipos. Es imposible adivinar lo que vendrá después. Es su película más impredecible.

Con ciertos momentos cómicos, casi siempre protagonizados por el dueto formado por José Sacristán y Mario Casas, Escape es un laberinto sin salida. Una película que da vueltas y vueltas a unos cuantos conceptos y que despista al espectador al mismo tiempo que se lo muestra todo bien claro. Cuesta entrar en la historia, su protagonista es difícil de entender, por momentos parece que se encuentra en ese estado mental debido a un trauma que aflora, pero que no alivia ni justifica nada. El espectador busca respuestas donde no las hay y termina frustrándose.

Escape es un arma de doble filo. Una película inteligente que sienta mucho mejor tras un largo reposo. Rodrigo Cortés despliega un estilo visual único y cargado de grandes ideas. Él y sus actores, en especial un Mario Casas inspirado, llevan todo hasta las últimas consecuencias. ¿Cuáles? No tengo ni idea. ¿Es posible no hacer nada?

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