Cuando cae el otoño, de François Ozon
La carrera de François Ozon ha estado marcado por películas de lo más dispares y fundamentales dentro del cine de los últimos 30 años. Cintas como En la casa o Verano del 85 han formado parte de la vida de muchas personas. Sin embargo, no creo que su nueva película, Cuando cae el otoño, logre entrar dentro de este valioso club. Ozon funciona en ciertos momentos, al momento de contar una historia sobre el pasado, la familia (la que elegimos y la que no) y el paso del tiempo. Aún así, creo que hace falta realizar un salto de fe (y de moralidad) durante el tramo más central de la película, un peligro que puede hacer sacarte por completo de la narración. Una cinta menor de su filmografía pero igualmente disfrutable.
Serpenth’s Path, de Kiyoshi Kurosawa
Kiyoshi Kurosawa se presenta en este nuevo Zinemaldia con una película muy especial dentro de su carrera cinematográfica. Llega a La Concha con Serpent’s Path, un remake de su misma película, estrenada en 1998: una historia de venganza por parte de un padre que ha perdido a su hija junto con una misteriosa acompañante. Creo que Kurosawa logra llegar al mismo punto de éxito que con su cinta original, y tal vez ese sea su mayor inconveniente: esta película no aporta nada nuevo a su filmografía, y más teniendo en cuenta que prácticamente lo único que ha cambiado es el idioma. Eso sí, Kurosawa funciona una vez más en una dirección espléndida, apostando por el plano fijo y los pequeños movimientos de cámara, haciendo que la película sea todavía más inquietante, tensa y turbia. Una buena película que funciona perfectamente dentro de la sección oficial.
The End, de Joshua Oppenheimer
Una de las apuestas más curiosas y esperadas dentro de la sección oficial del Festival de Cine de San Sebastián nos la encontramos con la nueva película (¡y de ficción!) de Joshua Oppenheimer. The End es un musical como nunca antes se ha visto: una familia son los únicos supervivientes del fin del mundo, y a lo largo del metraje nos encontramos con sus idas y venidas, sus discusiones y sus arrepentimientos. Creo que el factor musical es el que más funciona dentro de la obra, dejándonos canciones y números musicales que funcionan individualmente (mención especial para George McKay, cuya personalidad, carisma y talento musical hacen que sea la estrella de la película). Sin embargo, creo que el resto de la cinta se emborrona cuando la música deja de sonar, haciendo que sus diálogos interminables y su extrema duración te hagan perder el hilo de la narración. Aún así, es una de las propuestas más interesantes del festival.
La semilla de la higuera sagrada, de Mohammad Rasoulof
Volvemos con una película que se encuentra dentro de la sección Perlak. Mohammad Rasoulof ha tenido que enfrentarse a su propio país para poder realizar una película como la que presenta en este festival, tras su paso por el Festival de Cannes. La semilla de la higuera sagrada es una cinta que no tiene miedo a mostrar la realidad de un país convulso, en guerra, en el que las mujeres tienen que luchar por sus derechos incluso dentro de su propia familia. Lo mejor que tiene la obra de Rasoulof es su visión de la mujer, junto con un retrato tan fiel como certero de la situación actual en Irán, reflejada tanto en la familia protagonista como en la sociedad que presenta. Un alegato tan político como valiente hecho cine.
Tardes de soledad, de Albert Serra
Uno de nuestros cineastas más políticamente incorrectos llega por primera vez al Festival de San Sebastián. Albert Serra no está tan familiarizado con La Concha, pero está claro que su película Tardes de soledad ha despertado tanto odios como pasiones. Creo que Serra realiza una muy buena interpretación y dirección de un tema tan político y controvertido como es la tauromaquia, dejando imágenes cargadas de pasión, perfección técnica y mucha, mucha sangra. Sin embargo, no queda claro su discurso a lo largo de la cinta, dejando abierta la pregunta sobre su verdadera opinión sobre este supuesto arte, dejando Tardes de soledad en una película tan preciosa a nivel técnico como complicada a nivel narrativo.
On Falling, de Laura Carreira
Y aquí llegamos a una de las mayores contrincantes por la Concha de Oro de este festival. Todos sabemos lo que gusta en Donosti premiar a nuevos y poderosos talentos, como ya pasó en años anteriores con cineastas como Jaione Camborda, Laura Mora o Dea Kulumbegashvili. Puede que este año sea el de Laura Carreira, cineasta que ha presentado On Falling, su ópera prima dentro del festival. Carreira se encarga de hablar de la precariedad, tanto a nivel social como laboral, de una joven inmigrante interpretada maravillosamente bien por Joana Santos. Carreira cuenta de una forma tan realista como dura lo que tiene que hacer una joven en el Reino Unido para sobrevivir, no para vivir. Un viaje duro a la vez que esperanzador sobre la supervivencia de una mujer en un ambiente desolador.
No soy yo, de Leos Carax
Leos Carax es uno de los directores más destacados dentro del cine francés, y su mediometraje No soy yo lo vuelve a dejar una vez más claro. No es una obra hecha para todos los públicos, pero es de lo más destacable ver como Carax disecciona su vida, su obra, y la sociedad que le rodea a través de imágenes, textos y una obra de carácter surrealista como es este mediometraje. La poesía que desprenden sus imágenes y las reflexiones que hace a lo largo de los 40 minutos de metraje hacen que ya sea digno de visionado, pero termina convirtiéndose en una obra complicada para la mayor parte del público. Una obra de Leos Carax digna de sus fans más comprometidos.
Anora, de Sean Baker
Y llegamos a uno de los platos fuertes de esta edición del Festival de Cine de San Sebastián. Dentro de la sección Perlak nos encontramos con la flamante ganadora del Festival de Cannes. Anora, del cineasta de carácter social Sean Baker, conquistó el festival francés con una historia de comedia y amor entre un chico multimillonario y una joven stripper de los clubes más sórdidos de Brooklyn, en Nueva York. Sean Baker no solo realiza una historia de amor en su primera mitad digna de cualquier coming-of-age: también realiza su propia Jo, qué noche (película imprescindible de Martin Scorsese) en una segunda mitad cargada de comedia, personajes divertidos, sensibles y con capas, que hacen que el espectador entre de lleno en su propuesta, tan turbia en ciertos momentos como hilarante. Una obra fascinante sobre el amor y el desamor, fascinante en su forma como en su fondo. Mikey Madison es la estrella del film, y está claro que le esperan grandes cosas en esta industria.
Bound in Heaven, de Lola Hou
El cine chino siempre ha formado una parte fundamental dentro de la sección oficial del Zinemaldia, y esta vez no podía ser menos. Esta vez le toca el turno a Lola Hou, cineasta china que presenta una cinta adaptada de una novela: Bound in Heaven. Hay que destacar que esta película no tenga miedo a la cursilería, dejando ver una relación de amor entre dos personajes de lo más particulares. Sin embargo, creo que la película no se encarga tanto de mostrarnos ese amor nacer, ya que se me hace de lo más complicado entrar en la historia que plantea Hou en su película (debido en parte a las diferencias culturales que nos encontramos en el film). Cabe destacar, eso sí, la dirección que realiza la cineasta, creando planos y momentos dignos de enmarcar.
Yo, adicto, de Aitor Gabilondo y Javier Giner
Por fin llegamos a la que, probablemente, vaya a ser una de las series más importantes dentro del panorama televisivo español. Yo, adicto, creada a partir del libro homónimo de Javier Giner, nos presenta el proceso de desintoxicación de un jefe de prensa a lo largo de varios meses. La serie está creada a la perfección para conquistar al público, tanto con la risa como con el llanto, en gran parte de sus capítulos. Todos y cada uno de ellos saben presentar de una forma magistral una parte de ese proceso tan complicado como es la desintoxicación, creando un paisaje tan esperanzador como triste en muchos momentos. Y no hace falta decirlo, pero Oriol Pla ha realizado la mejor interpretación española del 2024. Es voraz, triste, divertido, enternecedor… Un largo etcétera de adjetivos con los que es imposible llegar a describir su interpretación.
El llanto, de Pedro Martín-Calero
Una vez más nos encontramos con una nueva película española dentro de la sección oficial de San Sebastián. Esta vez nos encontramos con el debut en la dirección de Pedro Martín-Calero, con guion de él mismo y de la galardonada Isabel Peña (guionista de cintas como El reino o As bestas). Creo que la película de Martín-Calero cuenta tanto con luces como con sombras. Su dirección muestra grandes momentos de talento para manejar la tensión y el terror, sobre todo en las escenas más perturbadoras del film. Se vivieron momentos de verdadero terror que conquistaron al público. Aún así, su parte central hace que la obra baje el ritmo, llevándonos por según qué derroteros que hacen que la historia y la narración se aleje de su punto más principal e interesante. El llanto es una película que funcionará para el gran público sin ningún tipo de duda.
Por donde pasa el silencio, de Sandra Romero
Volvemos al cine español con una de las óperas primas de esta edición del Festival de Cine de San Sebastián. Por donde pasa el silencio es el debut en la dirección de largometrajes de Sandra Romero, basándose en un corto anterior del mismo título. En ella, Antonio vuelve a su casa para confrontar su realidad: su familia cada vez está más dividida y su hermano gemelo, que cuenta con una discapacidad física, no termina de encajar con el resto de miembros de la casa. En la película, Sandra Romero realiza un sobrio y destacado debut, un trabajo en la dirección sencillo pero efectivo. Cuenta con un texto potente y se nota que Romero intenta sacarle el máximo partido, dejando en sus dos actores principales el peso de la película. Una muy buena y notable ópera prima
Megalópolis, de Francis Ford Coppola
Qué decir que no se haya dicho en este punto de Megalópolis, la última película de uno de los directores más importantes de la historia del cine como es Francis Ford Coppola. Su paso por el Festival de Cannes no fue de lo más gustoso para el cineasta estadounidense, y está claro que su paso por San Sebastián va a llevar el mismo camino. Megalópolis es una cinta que falla en todo lo que se propone: desde una dirección insustancial y carente de talento hasta unos actores que hacen lo que pueden con un guion que, a pesar de tener sus momentos de luz, no logra conquistar la narración. Su desmesurada ambición juega en contra de la propia película (y su montaje claramente recortado como si de una manualidad se tratara). Ni siquiera un Adam Driver que lucha constantemente por triunfar dentro de la película sale indemne de una obra que ante todo resulta fallida.