'Mi única familia (Hard Truths)': la sencillez más compleja

'Mi única familia (Hard Truths)': la sencillez más compleja

3’5 Butacas de 5

Próximamente en cines se estrena en España Mi única familia(2024), la nueva película dirigida por Mike Leigh (Secretos y mentiras) que construye desde la mayor sencillez narrativa un estudio sobre las emociones y las relaciones sociales en el ámbito familiar, tan reflexiva y minuciosa como por momentos tediosa.

La única forma de relacionarse con el mundo para Pansy (Marianne Jean-Baptiste) es la confrontación. En casa su marido, Curtley (David Webber), no sabe cómo tratarla y su hijo Moses (Tuwaine Barrett) no habla con nadie y abraza la soledad vagando por las calles de su ciudad. Ante esta delicada situación, su hermana Chantelle (Michele Austin) parece querer ayudarla.

El prolífico Mike Leigh, que llevaba seis años sin estrenar película, regresa a la gran pantalla con una historia pequeña. El inglés da rienda suelta a la expresión emocional de sus personajes desde la más sosegada quiescencia formal. Una planificación sobria, tanto en angulaciones y movimientos como frente a la cámara; con decorados austeros y personajes de a pie embriagados por un drama cotidiano más cercano que nunca.

No hay que dejarse engañar por su sencilla apariencia, pues en la buena sencillez cinematográfica se esconden las profundidades del alma y el cineasta inglés lo sabe perfectamente. Mi única familia es una película sobre las relaciones humanas más estrechas y sus complejidades; sobre cómo la cercanía o la familiaridad no evitan que el afecto pueda quebrarse. En este punto Marianne Jean-Baptiste hace un trabajo impresionante encarnando el complejo personaje protagonista de Pansy: una mujer poderosa y frágil al mismo tiempo, presa de una pugna constante y desaforada con un entorno que siente hostil por desapego o inconformidad.

Resulta gratificante ver como el realizador no sobrexplica el pesar de sus personajes, pues precisamente la incomprensión e incomunicación es uno de los elementos primordiales en Mi única familia, recordando incluso —y salvando considerablemente las distancias en todos los aspectos— a esa atribulación implícita, jamás expresada, que acababa con las jóvenes de Las vírgenes suicidas (1999, Coppola; novela de Eugenides) de forma inexplicable para el resto del mundo. Solo uno sabe lo que siente y las causas del mal que le aqueja, o ni eso

Esa cena familiar en que padre e hijo mastican sin mirarse ante una Pansy que despotrica sobre cualquier banalidad casi para sus adentros, es la mejor ejemplificación de la situación de ruptura que busca retratar el filme. Sin embargo y pese a su virtud, la incomunicación del núcleo familiar se lleva a un extremo que resulta bastante tedioso en algunos momentos. Sobre todo, Curtley, aunque también Moses, permanece casi toda la película en silencio —sin contestar incluso preguntas que se le formulan directamente—, en un hieratismo absoluto que conduce rápidamente a la extenuación.

Mi única familia constituye un interesante análisis sobre el núcleo familiar y las emociones humanas. Una cinta sencilla pero resolutiva con una minuciosa puesta en escena, que agradará por su cercanía.

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