Emilia Pérez, de Jacques Audiard
Empezamos esta septuagésima segunda edición del Festival de San Sebastián con una película de la que se hablado mucho a lo largo de estos meses. Tras recibir lor premios de mejor interpretación femenina y mejor guion en el último Festival de Cannes, Jacques Audiard y su Emilia Pérez se plantan en La Concha para vibrar a todos los espectadores. El director francés no tiene ningún miedo en entrar en el apartado más telenovelesco para contar la historia de la abogada Rita, interpretada por una impresionante Zoe Saldaña que demuestra todo su talento en esta película. Tanto ella como Karla Sofía Gascón dejan entrever toda su capacidad interpretativa, tanto cómica como dramáticamente. Un gran comienzo de festival.
Cónclave, de Edward Berger
Edward Berger ya conquistó al mundo entero con su adaptación de Sin novedad en el frente, pero ahora se adentra en un mundo completamente distinto gracias a Cónclave, adaptación del libro de Robert Harris que cuenta la historia sobre los entresijos y traiciones dentro del Vaticano a la hora de escoger un nuevo Papa. Berger vuelve a sus clichés para mostrar los lados más oscuros de la Iglesia, contando con una gran banda sonora, un guion que funciona como un tiro, y un grupo de actores que lo dan todo, liderados por un excepcional Ralph Fiennes que tiene todo lo que necesita para conseguir la Concha de Oro a mejor interpretación. Berger sabe contar la historia de una forma entretenida y llevadera, sorprendiendo al público a cada paso. Una de las mejores películas de la sección oficial.
I’m Still Here, de Walter Salles
Walter Salles es uno de los directores brasileños más prolíficos de las últimas décadas. Películas como Central do Brasil lo avalan, pero ahora, diez años después de su última película, demuestra con Aún estoy aquí que sigue en plena forma. Salles logra un retrato político-social del Brasil de los años 70 de lo más certero y triste, junto con una historia familiar que no solo logra emocionar: también te traslada directamente a todos los miembros de la familia, empatizando con su narración. El guion logra fusionar con éxito todos esos elementos sociales y emocionales, en una película que funciona desde el principio hasta su final. Un trabajo de lo más brillante sobre la memoria histórica con una interpretación magistral de Fernanda Torres.
Cuando las nubes esconden las sombras, de José Luis Torres Leiva
El director chileno José Luis Torres Leiva ya llegó a San Sebastián con Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, cinta con la que consiguió un hueco dentro de la sección oficial de ese año. Esta vez, Torres Leiva presenta Cuando las nubes esconden las sombras, una película que cuenta con una premisa de lo más atractiva: una joven actriz llega a una isla para rodar una película, solo para encontrarse que el equipo todavía tardará una semana en llegar. Esto la llevará a enfrentarse a sus miedos y traumas en un paisaje de lo más bella. A pesar de contar con una premisa lo suficientemente atractiva (y además con un tono intimista que le da a la película mucha personalidad), eso no quita que esta termine siendo fallida, perdiéndose en una narración hiperbólica que no funciona para el espectador. Los momentos más cómicos son los que realmente salvan los muebles.
Soy Nevenka, de Icíar Bollaín
Icíar Bollaín es ya una conocida de este festival. Después de lograr una alabanza tremenda con Maixabel, ahora vuelve al Zinemaldi con Soy Nevenka, adaptación de la historia real de Nevenka Fernández. La película se mete de lleno en la historia de la protagonista, dando grandes momentos interpretativos de Mireia Oriol y, sobre todo, Urko Olazabal. La cinta de Bollaín logra atraparte en muchos momentos, incluso aunque la directora muchas veces le haga un flaco favor a la historia original. Cuenta con algunos instantes de dirección de actores tremendos, sobre todo durante su segunda.
La sustancia, de Coralie Fargeat
Y por fin llegamos a una de las grandes esperadas del festival. Coralie Fargeat presenta La sustancia, tras ganar el premio de mejor guion en el último Festival de Cannes. En esta nueva película, Demi Moore interpreta a una antigua estrella de Hollywood venida a menos, obsesionada con su físico y con una juventud que no podrá volver a tener… ¿O puede que sí? Coralie Fargeat realiza un estudio y una crítica social a la obsesión con el cuerpo femenino desde una perspectiva voraz y de lo más gore, dejando imágenes que quedarán para el recuerdo del espectador. La sustancia se convierte en una olla express que con el paso del metraje va aumentando su tensión, dejando una traca final que impresiona a todos los espectadores (para bien y para mal). En un mundo justo, Demi Moore debería tener un Oscar por la impresionante interpretación que realiza en esta película.
Memorias de un caracol, de Adam Elliot
Mary and Max conquistó al mundo entero gracias a su trágica narración. Por eso cabía esperar que Adam Elliot repitiera su éxito, pero esta vez con una fábula más distinta: Memorias de un caracol. El director australiano sabe perfectamente las teclas que tiene que contar para que una historia como esta transmita emoción al público. Se hace muy fácil empatizar con su protagonista, creando una fábula sobre la vida, la muerte y los caminos que lleva la vida, pero, sobre todo, sobre la esperanza. Sus puntos cómicos funcionan como un tiro, haciendo un claro balance entre las tragedias que te planta la vida y los momentos de brillantez y emoción en el camino. Más de una lágrima ha salido.
Bird, de Andrea Arnold
Una de las grandes esperadas desde el Festival de Cannes es la nueva película de Andrea Arnold. Bird nos traslada a unos suburbios británicos, donde una pandilla de jóvenes intenta sobrevivir después de haberse criado en un ambiente de lo más sórdido. A pesar de contar con algunas escenas alegóricas que no terminan de encajar con el realismo white trash que retrata originalmente la historia, Bird funciona en todos y cada uno de sus momentos. Barry Keoghan y Nykiya Adams logran hacer un tándem interpretativo que funciona tanto juntos como por separado. Los momentos emotivos son de lo más potentes, y la persona que roba todas las escenas de la película es sin duda, una vez más, Franz Rogowski.
Robot salvaje, de Chris Sanders
Lo que realiza Chris Sanders en Robot salvaje es digno de las mejores obras que Dreamworks ha realizado en los últimos años. El director de Cómo entrenar a tu dragón no deja títere con cabeza en esta nueva película, con la que empieza desde el minuto 0 una aventura que va con todo. La narración va a toda leche, dando momentos emotivos desde la mitad del metraje hasta su final, sacando las lágrimas del público en más de una ocasión. A pesar de que la cinta utiliza todo tipon de recursos para lograrlo, eso no empaña el hecho de que Robot salvaje sea una historia que conquistará a cualquier tipo de espectador gracias a su animación, su historia de superación y amistad y un abanico de personajes que funcionan en todo momento.
Emmanuelle, de Audrey Diwan
Se esperaba mucho de la película inaugural del Festival de San Sebastián, sobre todo después del lugar que dejó El chico y la garza el año pasado. Es por esto que la película de Audrey Diwan tenía muy complicado ser su sucesora y, efectivamente, no lo ha conseguido. La directora francesa utiliza la sexualidad femenina a lo largo de la película con propósito incierto, dejando al espectador perplejo ante la falta de narración y objetivo. Cuenta con algunas escenas que son dignas de aplauso, pero eso no hace que la película sea excepcional. Una pena, porque el trabajo de Noémie Merlant, como siempre, es destacable.
Rumours, de Guy Maddin, Evan Johnson y Galen Johnson
Mucho se ha hablado de Rumours, una película que pasó por el último Festival de Cannes de una forma más bien discreta. Y eso que, con un reparto formado por nombres como Cate Blanchett, Alicia Vikander o Denis Menochet, es raro que cayera tan rápido en el olvido. Sin embargo, la película de Guy Maddin no es ni mucho menos para pasarla por alto. Rumours realiza una crítica brutal a la clase política internacional, creando una parodia en la que a veces acierta, pero en la que muchas veces termina fallando. Por momentos resulta hilarante e incluso desconcertante, pero no se puede negar que cuenta con una premisa de lo más original. Un entretenimiento curioso sacado de un experimento que no sale del todo bien.
La virgen roja, de Paula Ortíz
Volvemos al cine español para hablar de otra de nuestras cineastas más importantes. Paula Ortíz llega a esta nueva edición del Zinemaldia con la historia real de Hildegart Rodríguez, contada en la magnífica La virgen roja. A nivel personal se ha convertido en una de las grandes sorpresas de esta edición. Una película que sabe perfectamente a lo que está jugando, contando una historia tan trágica como real con buen ritmo, un tono tan oscuro como intenso y varias interpretaciones que se empastan a la perfección. El dúo creado por Najwa Nimri y Alba Planas (otro de los grandes descubrimientos del festival para mí) funciona todo el rato, en una relación madre-hija con muchos tiras y aflojas. Mención especial para dos secundarios que marcan la cinta, como son Aixa Villagrán (Goya alert) como Patrick Criado.
Los destellos, de Pilar Palomero
Pilar Palomero se ha convertido en uno de los nombres más importantes dentro de las nuevas voces del cine español. Tras triunfar en los Goya con Las niñas y lograr críticas flamantes y el premio a mejor interpretación en el Festival de San Sebastián con La maternal, la directora española vuelve a Donosti con Los destellos, una cinta que no se aleja de los temas familiares que suele tratar.
Es destacable el cambio de punto de vista con respecto a sus anteriores obras, realizando un tratamiento tan emocional como certero de las relaciones de pareja, y principalmente de una relación de ex-parejas con hija en común. Además, el arte funciona tanto como nexo de unión como elemento disruptivo dentro de la propia historia de las parejas del personaje de Patricia López Arnaiz, que vuelve a estar sensacional una vez más, convirtiéndose poco a poco en una de las caras más importantes del apartado interpretativo nacional. Una de las principales aspirantes al premio a Concha de Oro en esta edición del festival y una película que continúa consolidando a su directora como una de las mejores directoras del cine español actual.
El lugar de la otra, de Maite Alberdi
Finalizamos esta primera crónica del Festival de Cine de San Sebastián con una película que ya conocemos en esta ciudad. Maite Alberdi ya participó en 2020 y 2023 con sus dos anteriores (y chulísimas) cintas, El agente topo y La memoria infinita, respectivamente. Sin embargo, en El lugar de la otra se muda definitivamente a la ficción (incluso aunque esté basada en un caso real). Tristemente, la nueva película de Alberdi no termina de despegar (ni emocionar) en ningún momento de su metraje, a pesar de contar con grandes momentos de lucidez y dirección y con una historia de lo más relevante y, ante todo, interesante. Su trasfondo feminista y social sale a relucir en ciertos momentos (con perspectivas sumamente recalcables), pero esto no termina de conquistar del todo la historia y se queda en una película de la que se podía esperar mucho más.