4’5 Butacas de 5
Atmósfera: que rodea algo o a alguien como elemento de su entorno. Uno no sabe lo qué, pero algo le eriza la piel. Uno no sabe cómo, pero se siente inseguro. Uno no sabe por qué, pero un plano vacío le hace apartar la mirada. Pedro Martín Calero e Isabel Peña firman una película elegante y terrorífica. La película es una pesadilla a 24 fotogramas por segundo. Una de esas que cuesta creer, pero que es real y, por desgracia, sufren muchas.
Algo acecha a Andrea (Ester Expósito), pero nadie, ni siquiera ella misma, puede verlo a simple vista. Hace veinte años, a diez mil kilómetros, la misma presencia aterrorizaba a Marie. Camila fue la única persona que pudo entender lo que le ocurría, pero nadie las creyó. Al enfrentarse a esa amenaza opresiva, las tres escuchan el mismo sonido sobrecogedor. Un llanto.
La película es una pieza de terror con personalidad. Un proyecto con las cosas claras y una historia con un poso demasiado potente como para que pase desapercibida. El llanto te abraza con sus brazos congelados y no te suelta. Te obliga a mirar como una generación de mujeres es perseguida por una presencia masculina de la que nadie sabe nada, porque, a simple vista, nadie puede verla. Nadie quiere verla, pero está ahí.
El llanto es una película atmosférica que juega todo el rato con las expectativas del espectador. Un artefacto explosivo inevitable cargado con unas consecuencias devastadoras. La película no cae en lo sencillo, se las arregla para presentar un terror elegante y sutil, sin demasiados alardes. Un trabajo que brilla en cada departamento, destacando una mezcla de sonido que a más de uno le hará girar la cabeza en la sala. Una cinta que sube su apuesta plano a plano y que mantiene al espectador en vilo hasta el segundo final.
Isabel Peña es la mejor guionista española. De lejos. De muy lejos. El llanto es una historia que puede rimar en las mentes de espectadores que hayan visto It Follows. Puede decirse que en cierta medida “imita” la fórmula. Sin embargo, el guion está tan cargado de personalidad y la dirección de Pedro Martín Calero es tan acertada que nada de eso importa. Una película soberbia que se las arregla para aterrorizar sin ser extravagante. Una de terror con la mecha muy larga y una explosión final asombrosa.
El llanto trata de hablar sobre aquello de lo que muchos no se atreven o no quieren comprender, pero está ahí. Estoy seguro que, si llevase el logo de A24 y tuviese su presupuesto para marketing, estarían hablando de obra maestra. Pero como en España no queda nunca dinero para publicidad, estará condenada a la buena voluntad de unos pocos.