3 Butacas de 5
Hong Sangsoo es un cineasta único y personal, una rara avis incluso dentro de su propio circuito. El director coreano es habitual en los mejores festivales, con producciones de muy bajo presupuesto y una línea editorial que se repite en todas y cada una de sus películas, de manera similar a lo que Woody Allen ha ofrecido durante décadas. Con tropos específicos, filias muy marcadas y un estilo inconfundible, su cine es tan identificable como el de Tim Burton (por poner un ejemplo extremo).
Sangsoo es casi tan prolífico como Takashi Miike, lanzando una o dos películas al año de manera constante. Incansable, con un sistema de filmación que le permite no dejar de crear, su ritmo es imperturbable. En este 2024, tiene programados dos estrenos: Necesidades de una viajera y By The Stream.
Su minimalismo narrativo, junto con su gusto por lo cotidiano, presentado en forma de slow cinema, hace que su cine transite la fina línea entre lo magnífico y lo ridículo. Su estilo es tan peculiar que muchos espectadores podrían desesperarse esperando un cambio de plano o menos pausas en los diálogos. Básicamente, en sus películas vemos a personas que hablan, comen y pasean. Sin embargo, todo está cargado de poesía y lirismo, lo que permite conectar con los personajes de una manera sincera. Además, Hong Sangsoo suele incorporar ingeniosos trucos de montaje, como su característico uso de la repetición, que disfrutan tanto el director como el espectador atento.
Ambigua y misteriosa es “Necesidades de una viajera“, una obra que encaja dentro de la filmografía de Hong Sang-soo, pero que no destaca como una de sus más relevantes. Nadie es perfecto. La historia es interesante, tibia y misteriosa, pero le falta ese punch emocional, esa sensibilidad que se aprecia en sus mejores películas.
Isabelle Huppert interpreta a Nadine, una mujer que ha dejado todo para irse a Corea a impartir clases de francés. Su pasado y su futuro son un misterio para el espectador. Su metodología es emocional y peculiar: trabaja el idioma desde los sentimientos más profundos de las personas, mezclando el escepticismo de sus alumnos con la hipnosis que provoca su fuerte personalidad.
Sin que quede claro si es una estafa o un juego, sueño o realidad, Nadine nos sumerge en un mundo poético, en espacios que se repiten y riman con el espectador. En el segundo acto conoce a un joven estudiante con quien termina compartiendo piso, lo que convierte la trama en una especie de comedia de enredos cuando la madre del chico descubre que su hijo vive con una mujer europea de mediana edad.
Sencilla y contemplativa, la película se desarrolla como la vida misma: sin resolver nada ni ofrecer atisbos de grandes desarrollos dramáticos. Compartimos momentos vitales con estos personajes, pero la información está tan acotada que se vuelve algo anecdótico, ya que el factor emocional no funciona tan bien como en otras ocasiones. Hong Sang-soo trabaja incansablemente y, aunque cada una de sus obras tiene repercusión, podemos perdonarle un tropiezo. No pasa nada.