'Emilia Pérez': el musical más asombroso y original del año

'Emilia Pérez': el musical más asombroso y original del año

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El próximo viernes 5 de diciembre se estrena en cines Emilia Pérez(2024), la nueva película de Jacques Audiard (El profeta, Hermanos Sisters). Una cinta polémica desde su estreno en el Festival de Cannes, por su incisivo argumento y condición musical, que maravilla por alocada aun caminando constantemente al borde de la delgada línea del ridículo.

Rita (Zoe Saldaña), una abogada menospreciada, recibe un día la extraña oferta de ayudar a uno de los mayores narcos del cartel mexicano a convertirse en la mujer que siempre quiso ser dejando atrás de esta forma su vida delictiva y a su familia.

El argumento de Emilia Pérez resulta tan intrigante que funciona como reclamo principal del filme obviando por un momento a su director y reparto. Una disparatada historia propia de Almodóvar que aún va un paso más allá transitando el género musical. A priori parecía que todo podía salir extremadamente mal teniendo en cuenta este cóctel de factores. No obstante, la frescura y creatividad de Audiard levantan la película de una manera asombrosa.

Es innegable el desconcierto durante los primeros minutos —quizá más—, resulta complicado entrar en la dinámica de la película, pero esa sensación transmuta poco a poco en admiración por tan lúcida forma de expresión cinematográfica. Una divertidísima historia con números musicales de toda clase en los momentos más inesperados, que camina al borde del ridículo sin miedo a poder caer en él; lo hace en alguna ocasión.

La evolución que va tomando el personaje de Emilia Pérez (¡tres hurras por la maravillosa interpretación de Karla Sofía Gascón!) lo aleja cada vez más de su violenta vida anterior, pues encuentra en la caridad una vía para la redención, aunque termine por revenirse de alguna manera manifestando la complejidad de deshacerse del pasado. Todo un culebrón almodovariano que se recrea en su naturaleza sin prescindir de una intención narrativa.

Bajo esta superficie de puro divertimento bizarro subyace una reflexión interesante sobre la identidad —y cómo, por mucho que algunos no lo quieran aceptar, va más allá del mero capricho— y un tratamiento social a cerca de las desapariciones en México y los daños de la delincuencia. Temas reales y serios que podrían escaparse bajo la artificiosa y lúdica apariencia del filme.

La nueva película de Jacques Audiard es, en definitiva, la estocada final al espectador más rancio, aterrado por un cine posmoderno que se permite argumentos locos, fusiones de géneros, diversidad sexual y valentía ante el ridículo. Una película admirable, gozable y sobre todo tremendamente divertida.

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