'El aspirante': El oscuro retrato de las novatadas

'El aspirante': El oscuro retrato de las novatadas

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El aspirante”, dirigida por Juan Gautier, se ha alzado con el premio a la Mejor Película en la selección oficial del Atlántida Film Festival, y no es difícil entender por qué. Esta cinta, protagonizada por Lucas Navor, Jorge Motos, Eduardo Rosa y Catalina Sopelana, ofrece una experiencia que va mucho más allá de lo que su premisa podría sugerir a primera vista.

La historia se desarrolla en la Residencia Universitaria Tolentino, durante la jornada cero de las novatadas. Carlos y Dani, dos estudiantes recién llegados interpretados por Navor y Motos, aceptan el reto de las novatadas con el fin de integrarse en su nuevo entorno. Lo que comienza como un simple intento por encajar, rápidamente se convierte en un descenso hacia lo más oscuro de las dinámicas de poder y la violencia latente en estos rituales.

Al principio, la trama podría parecer una versión más de lo que hemos visto en series como “Élite”, con jóvenes atrapados en un entorno de excesos y apariencias. Sin embargo, va más allá de lo superficial. Gautier utiliza este marco para explorar temas como la masculinidad tóxica, el clasismo y la brutalidad inherente a estos ritos de paso. Los novatos son llevados a las catacumbas del colegio mayor, donde se enfrentan a pruebas que los pondrán al límite, tanto física como mentalmente.

Pepe, el líder de los veteranos, interpretado de manera escalofriante por Eduardo Rosa, es un personaje cínico y corrupto que se deleita en humillar a los novatos. Su abuso de poder convierte las pruebas en un juego perverso que lleva a los jóvenes a una espiral de degradación. A medida que las pruebas se intensifican, la violencia se convierte en un elemento omnipresente, pero no siempre evidente, lo que añade una capa de tensión y amenaza constante a la narrativa.

La cinematografía es uno de los aspectos más destacados de la película. Gautier opta por mantener la cámara cerca de los rostros de los personajes, una decisión que podría parecer claustrofóbica, pero que resulta esencial para transmitir la opresión que sienten los novatos. Esta proximidad visual subraya la asfixia emocional y la falta de escape, haciendo que cada gesto y mirada cobre un significado profundo.

La edición, con sus cortes rápidos y precisos, contribuye a la sensación de caos y ansiedad que atraviesa la película. Esta técnica no solo mantiene el ritmo de la historia, sino que también permite experimentar la confusión y el estrés de los personajes, intensificando la conexión emocional con lo que está sucediendo en pantalla. La música también juega un papel crucial en la creación de esta atmósfera, subrayando los momentos de mayor tensión y acentuando la sensación de incomodidad.

El casting, que podría no parecer el mejor al inicio, revela su verdadera fuerza a medida que la historia avanza. Lucas Navor y Jorge Motos ofrecen interpretaciones matizadas, donde cada mirada y gesto reflejan la evolución interna de sus personajes, desde la ingenuidad inicial hasta el horror y la desesperación final.

Es más que una simple historia sobre novatadas. Es una crítica incisiva a las estructuras de poder que perpetúan la violencia y el abuso, especialmente en contextos donde estas prácticas son vistas como tradiciones inofensivas. La película no solo invita a reflexionar sobre estas dinámicas, sino que lo hace con una ejecución técnica y narrativa que es difícil de ignorar.

“El aspirante” es una película que merece ser vista y discutida. No te dejes engañar por las apariencias ni por las comparaciones superficiales con otras producciones. Esta es una obra que destaca por su crudeza, sus actuaciones excepcionales y su capacidad para dejar una impresión duradera. Gautier ha creado una película que, aunque puede parecer un “Élite” wannabe, se revela como una propuesta mucho más compleja y poderosa, capaz de sorprender y conmover profundamente.