2 Butacas de 5
“Hotel Bitcoin” no engaña a nadie. Es justo lo que parece: una comedia mainstream de enredo con personajes de distintas índoles en circunstancias absurdas. Una mini historia concentrada en un fin de semana en un hotel de lujo. Es entretenida, sí. Es divertida, a ratos.
Alejo, interpretado por Alejo Sauras, es ese típico amigo que todo el mundo tiene: chulito, líder, con ideas de negocios y que, sin embargo, no para de fracasar en todos sus emprendimientos. En su grupo de amigos, ya le han apoyado económicamente y ha perdido dinero, pero su estatus no ha cambiado. Es uno más hasta que, un repentino día, la mafia no aguanta más sus devaneos con el pago de los préstamos y se ve obligado a huir de España. Justo en el momento de despedirse de sus amigos sin contarles lo que realmente sucede, encuentran un viejo portátil lleno de Bitcoins. Entonces Alejo trama un plan: ¿y si todos los amigos nos vamos un finde a un hotel de lujo para vigilar el ordenador hasta que sea lunes y puedan canjear la moneda virtual en millones de euros? Pues magnífico, opinan todos.
Esos dos días, el grupo de amigos vivirá mil aventuras dentro del hotel, cada cual más loca. Jugando con el contraste entre la clase media y los lujos de la jet set, ”Hotel Bitcoin” encuentra sus mejores momentos en las relaciones entre sus personajes, colocándose casi como una película coral.
Leonor Lavado (mi favorita), Marta Hazas, Vanesa Romero, Canco Rodríguez y Pablo Chiapella componen un lienzo de roles, cada cual más díscolo. Se mezclan el grupo de amigos con todas las personas que están en ese hotel y encontrando el típico interés romántico en un grupo de chicas que van a la boda de una prima. El buen feeling entre todos los actores, cada uno bien ajustado a su personaje, hace que la película funcione. El ritmo siempre es bueno y las situaciones son tan disparatadas que, aunque no sean creíbles, mantienen el interés en lo que está pasando en la trama.
“Hotel Bitcoin” tiene una factura de clase A, con una realización que se ajusta perfectamente a las necesidades de la historia y con un montaje que nunca decae. Carlos Villaverde y Manuel Sanabria como dúo de realizadores ha perpetrado un buen producto sin llamar la atención. Muy desde la honestidad.
Una película entretenida, original en su planteamiento, con unos personajes que ya hemos visto y con cierto homenaje a las películas de “Resacón en Las Vegas”. Hará las delicias del espectador medio que busque echar unas risas y pasar un buen rato. No se le puede pedir más. Cumple con lo que promete y eso es de alabar.