'En Fin': El Apocalipsis gamberro que necesitábamos

'En Fin': El Apocalipsis gamberro que necesitábamos

3’5 Butacas de 5

¿Alguna vez has pensado en qué harías si te dicen que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina? Igual piensas en irte de fiesta, declararle tu amor a la vecina del segundo que nunca te ha hecho caso, o comer todas las pizzas posibles antes de que todo se vaya al traste. Pues eso más o menos es lo que ocurre en “En Fin”, la nueva serie española que aterriza en Amazon Prime. Pero, claro, con la pequeñísima diferencia que aquí cuando parece que es el final, el mundo no se acaba.

La historia creada por David Sainz y Enrique Lojo, es tan absurda como genial: Tomás, un tipo corriente interpretado por José Manuel Poga, decide que, ante la inminente llegada del apocalipsis, lo mejor que puede hacer es abandonar a su mujer Julia (Malena Alterio) y a su hija Noa (Irene Pérez). Decisiones cuestionables, pero ¿quién puede juzgar a alguien con el fin del mundo tocando la puerta? Lo gracioso viene cuando, sorpresa, el fin del mundo no se concreta. Así es, todo el mundo está esperando que un gran planeta rojo del tamaño de la luna acabe con la Tierra… y no pasa absolutamente nada.

¿Qué hace Tomás entonces? Pues claro, intenta volver con su familia como si nada hubiera pasado, pero Julia no está muy dispuesta a perdonarle que, ante el inminente Armagedón, él haya preferido salir por patas. Aquí es donde empieza lo realmente divertido y donde la serie se convierte en una montaña rusa de situaciones cómicas, absurdas y, a veces, inesperadas.

Rodada en la preciosa Andalucía, en sitios como Sevilla, y Huelva, tiene una ambientación que te mete de lleno en su mundo gamberro. Pero lo que de verdad destaca, por encima de todo, es el diseño de producción. Desde el primer episodio, te sumerges en una sociedad que ha dejado todo a la deriva ante la inminente llegada del fin del mundo. Los coches están abandonados en las calles, las tiendas vacías, las casas descuidadas… se respira ese aire de “ya nada importa”. Aunque el mundo no se acaba, la serie nos presenta una sociedad que ya se ha rendido, y esa sensación de decadencia está perfectamente plasmada en los detalles visuales.

La fotografía, además, es otro punto que merece mención especial. Cada plano está cuidadosamente compuesto, con una simetría que le da un toque estilizado y estéticamente atractivo. Aunque es una comedia gamberra y desvergonzada, hay un contraste interesante con la delicadeza visual que ofrece su dirección de fotografía. Esto no es solo una serie divertida; es una serie que se toma muy en serio cómo te cuenta las cosas visualmente. Verás planos muy cuidados, casi como si te quisieran decir algo entre los chistes, con composiciones que juegan con la simetría y el caos del entorno.

Otro de los puntos más fuertes de la serie es, sin duda, su elenco, que se nota que se lo pasaron en grande durante el rodaje. Viendo algunas escenas, te preguntas cómo lograron contener la risa entre toma y toma, porque el nivel de comedia y situaciones absurdas que manejan es tan alto que parece imposible que no estallaran en carcajadas todo el tiempo.

José Manuel Poga está espectacular como Tomás, el pobre desgraciado que lo fastidia todo y luego intenta arreglarlo. Su torpeza y su intento de redención lo hacen un personaje entrañable y patético a partes iguales. Malena Alterio, como Julia, es un huracán. No tiene pelos en la lengua y no se lo piensa dos veces para dejarle claro a Tomás que lo suyo está más acabado que el propio apocalipsis que nunca llegó. Y luego está Noa, la hija de ambos, interpretada por Irene Pérez, que es quien más sufre las consecuencias del abandono de su padre. Pero ojo, que no se queda callada y aporta sus propios momentos de humor y tristeza.

Los primeros episodios tienen momentazos, como una reunión navideña o ciertos ladrillos que te harán llorar de risa. Sin exagerar, esas escenas son oro puro. Y es que sabe cómo mezclar a la perfección el humor más gamberro con momentos más reflexivos, sin perder nunca ese tono desenfadado que la caracteriza.

Lo que hace realmente única a es que se atreve a ser diferente. No es la típica serie sobre el fin del mundo donde todo es caos y destrucción. Aquí, el verdadero caos es emocional, y las relaciones humanas son el verdadero centro de la trama. La serie te hará reír con las desgracias de sus personajes, pero también te hará pensar en cómo, a veces, nuestras decisiones pueden tener consecuencias inesperadas. Y todo esto, mientras te entretienes con chistes rápidos y situaciones que van desde lo ridículo hasta lo absurdo.

Eso sí, no te saltes el intro. Te lo digo en serio. Cada cabecera es distinta, por lo que tienen un toque tan original que te deja preparado para lo que viene después. Y aunque en algún momento el ritmo pueda bajar, en general, los episodios están llenos de risas y situaciones que no dejan de sorprender.

Si te apetece una serie cortita (seis episodios que se ven en un suspiro), con humor negro, gamberro y, sobre todo, mucha frescura, “En Fin” es la serie perfecta para ti. Ponte cómodo, porque te aseguro que vas a reírte, a sorprenderte y, sobre todo, a disfrutar de esta historia del apocalipsis que nunca llegó… pero que arrasó con todo lo demás.