3 Butacas de 5
‘L’àvia i el Foraster’ (La Abuela y el Forastero) hará las delicias de su público objetivo. Esta es una película austera, de carácter realista y que busca mandar un mensaje social de conciliación positivista.
El guion está dividido en dos historias en paralelo. El presente está protagonizado por Enric (Carles Francino), un expatriado en medio de una crisis existencial ante su inminente paternidad y que regresa a su pueblo natal para asistir al funeral de su abuela Teresa (Neus Angulo), la costurera del pueblo. Durante el transcurso de esto, Enric se enfrentará a su pasado, a sus miedos y descubrirá una amistad clandestina que mantenía su abuela con Samir (Kandarp Mehta), un pakistaní repudiado en el pueblo, que es propietario de una frutería y que en su país de origen era sastre. Este paralelismo entre la inmigración autóctona y la extranjera es el punto de partida para construir un relato pausado donde constantemente se busca encontrar un atisbo de luz. Tanto la estructura como la progresión de los personajes son sota, caballo y rey, pero resultara satisfactorio para los amamantes de este tipo de dramedias.
En cuanto a la puesta en escena, Sergi Miralles no arriesga mucho, optando por darle todo el peso a las interpretaciones y a la naturalidad de los diálogos, que son el corazón de ‘L’àvia i el Foraster’ y dinamizan el plano contra planismo. Esta es una de las mejores formas con las que maximizar los recursos en las películas de presupuesto bajo, ya que te da mucha tranquilidad a la hora de montar la película con una mayor libertad.
Yo no soy el público objetivo de este tipo de producciones, pero aun así he disfrutado de su visionado, aunque en algunos momentos patina el mensaje político, pero tampoco tiene la intención de ser un manifiesto contra el racismo y encuentra un punto intermedio que satisfará a todo el mundo. La película logra crear una sensación autóctona y acogedora dentro de todo el movimiento actual de dramas intimistas modernos.