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El nuevo remake de El Cuervo (basado en la novela gráfica de James O’Barr) dirigido por Rupert Sanders llega a cines el próximo 30 de agosto. Esta reinvención poco tiene que ver con la adaptación de 1994 de Alex Proyas, que se convirtió en obra de culto y es bastante fiel al material original. Así que, una comparación de ambas películas me parece lo más acertado para que os hagáis una idea de lo que vais a encontrar en esta nueva cinta.
Siempre me ha parecido como espectadora que a la adaptación de Proyas le faltaba desarrollo de los personajes y es algo que en este remake han intentado introducir sin éxito. Si la esencia de esta historia es que Eric es asesinado junto a su novia y vuelve a la vida con poderes sobrenaturales para vengarse, es este mismo elemento el único que comparte con la nueva cinta.
Teniendo esto en cuenta digamos que la original empieza yendo directamente al grano con el asesinato ya cometido y abusando de los flashbacks durante su desarrollo y, sin embargo, la que tenemos entre manos se lleva demasiado tiempo intentando contarte quiénes son los personajes y como se enamoran hasta que son asesinados. Ninguna de las dos parece dar en el clavo, pero si me tengo que quedar con una, la original resuelve mucho mejor ya que al ir directa al grano nos proporciona muchas más escenas de acción y la película entera trata sobre la venganza de Eric, lo que hace que sea tremendamente entretenida. En la de Sanders da tiempo a perder el interés hasta que, por fin, adentrados ya casi en la mitad de la película, comienza esa venganza. Ni siquiera cuando la venganza empieza a suceder llega a ser satisfactoria ya que las escenas de acción, en contraposición con la original, son pocas y la única que visualmente llama la atención es la pelea final.
Sin duda, lo más destacable de la antigua era la estética gótica de la ciudad y esa oscuridad que lo cubría todo, y hacía que el espectador se metiese de lleno en su mundo. Si alguien tenía una mínima esperanza de encontrar similitudes estéticas, siento decir que no tiene absolutamente nada que ver. En general, sientes que estás viendo otra película totalmente diferente que solo comparte el elemento principal de “asesinato, reencarnación y venganza” con la original.
Me dio la sensación viéndola de que esta película ha sido un intento de modernizar la historia y atraerla a un público más joven, ya que el desarrollo de la historia de amor de Eric y Shelly, dos personas rotas y abandonadas que se encuentran en su peor momento, se asemeja mucho a la narrativa que podría utilizar una película de amor tóxico adolescente. Por eso creo que han intentado cambiar la estética buscando algo que pudiese atraer a un público más actual, pero la realidad es que sin esa estética la historia pierde mucho atractivo. Además, los intentos por desarrollar la trama y que haya motivos para todo lo que ocurre no son efectivos y más que enriquecer la historia, la hacen aún menos orgánica.
El 30 de agosto llega a salas esta cinta para todo el que tenga curiosidad, ya sabiendo que lo que vais a ver poco tiene que ver con el material ya existente. No creo que sea un remake hecho para los amantes de la obra original sino más bien para acercarla a otro público, personas que desconozcan la historia y puedan sacar algo interesante de la misma sin compararla con algo que no conocen.