3 Butacas de 5
Un niño entra a una juguetería, ojea asombrado todos y cada uno de los juguetes que le hacen sentir cosquillas en el estómago. Demanda, exige y suplica a su madre que le compre unos cuantos. Al llegar a la caja y tras un breve escrutinio por la selección que el niño ha introducido en la cesta, su madre descarta la mitad. Con una sensación agridulce el niño regresa a casa, desempaqueta sus nuevas adquisiciones y los junta con los que ya tenía. Se pasa unos meses jugando con ellos, entremezclando sus habilidades y despojándolos del valor de fábrica. Cuando ya los ha usado y ya no le producen cosquillas, vuelve a la tienda a por más. El niño es Ti West y la madre A24. Maxxxine es el final anticlimático de una trilogía que comenzó como un slasher juguetón y terminó por hundirse en un océano de referencias.
En el Hollywood de los años 80, Maxine Minx, estrella del cine para adultos y aspirante a actriz, consigue por fin su gran oportunidad para triunfar. Pero cuando un misterioso asesino acecha Los Ángeles, su siniestro pasado amenaza con salir a flote. Maxxxine es el final de una trilogía fresca y sin muchas aspiraciones fruto de una obsesión de su director y de la actriz protagonista Mia Goth. Ambos se encontraban en medio del rodaje de X (marcado por la pandemia) cuando tomaron la decisión de explotar dramáticamente al personaje protagonista de esa película y todos los temas que la rodeaban: religión, obsesión, fama, sexo, belleza, dinero…
El resultado de esta trilogía es positivo. Unos cuantos trabajos autorales de género donde se respira libertad creativa con un portento interpretativo a la cabeza. Sin embargo, poco hay de novedoso en esta útlima entrega. Maxxxine es un pastiche de referencias y gustos comunes de un cinéfilo obsesionado con una época pasada. Ti West rodea el argumento de esta película de incontables referencias, guiños y miradas nostálgicas al pasado y se olvida que tiene entre manos una película que debe funcionar por sí sola.
Ni las muertes son tan macabras o espectaculares como las anteriores ni la trama es lo suficientemente atrayente como para no aburrirse en alguno de los tramos. Con Maxxxine tanto Ti West como Mia Goth pierden esa frescura y motivación que les caracterizó en X y en Pearl. No solo no están acertados, sino que se regodean en sus propios fetiches entregando un producto que provocará algo a algún espectador pero que decepcionará a los amantes de las anteriores entregas.
Ti West juega por útlima vez con esos muñecos que tantas cosquillas le producían cuando los veía en el escaparate. Maxxxine es una película que trata de aunar todo aquello que parecía funcionar en las dos entregas anteriores, pero que termina por convertirse en un verdadero pastiche sin alma ni identidad. Una pena.